AGUSTIN ANGARITA LEZAMA
En días pasados escuché a varias personas quejándose de la importancia que la sociedad actual le da al sexo. Añoraban épocas pasadas donde existían y se respetaban los valores. Y suponen esas épocas como célibes y recatadas. Quizá no comparta esos puntos de vista, lo cierto es que el sexo está metido por todas partes.
No pasa un día en que no publiquen los medios de comunicación la noticia de una mujer violada, abusada o manoseada, de acosos y chantajes sexuales contra funcionarias o funcionarios, de abuso sexual de niños por parte de familiares, vecinos, sacerdotes, pastores o maestros. Hasta las universidades denuncian casos de violaciones en sus campus. La guerra abunda en estos temas. No se salva la guerrilla, ni los paramilitares, las bacrim, la delincuencia común organizada, ni la misma Fuerza Pública. El sexo es el centro de las denuncias.