PARADOJAS Y REALIDADES
Por: AGUSTIN ANGARITA LEZAMA
Colombia es un país de paradojas. Una paradoja, dice la definición, es una idea extraña o irracional que se opone al sentido común o a la opinión general. Un futbolista, en medio de un partido de fútbol, comete un acto patán, a todas luces reprochable, como el de darle una patada a una lechuza. Al futbolista casi lo linchan a la salida del estadio, se vio obligado a ofrecer disculpas por la televisión y casi llorar arrepentido. La reacción llegó al punto que muchas personas pidieron la destitución del jugador, que por ser panameño lo debían deportar, otras exigían cárcel o un castigo ejemplarizante. La lechuza lesionada fue atendida en cuidados intensivos, pero murió. Uno sacaría la conclusión de que inmensa solidaridad tienen los colombianos rechazando la violencia contra los animales, que profunda sensibilidad la que posee el país.
Lo paradójico es que a una jueza que investigaba el caso de tres hermanitos asesinados y una de ellos violada, al parecer por un militar, la asesinen en su trabajo y no aparezcan las marchas de solidaridad ni las expresiones de sensibilidad que ocurrieron con la lechuza. También asesinan a varios dirigentes campesinos, que cometieron el delito de reclamar sus tierras, las que con intimidación y violencia se vieron obligados a abandonar. Pero como no repitieron desde todos los ángulos posibles el asesinato, como si lo hicieron con la patada a la lechuza, entonces nadie se conmovió y parece que a nadie le importó.
Otra paradoja, de las muchas que ocurren en este país del Sagrado Corazón de Jesús, se relaciona, también, con el fútbol. El dueño del equipo Deportes Quindio, quien no pagó oportunamente los sueldos de sus jugadores, ni los aportes a salud y pensión que está obligado por ley, y para burlar los justos reclamos de sus empleados, envió un equipo alterno a cumplir sus obligaciones. La reacción no se hizo esperar y el mismísimo Vicepresidente de la República, al igual que el director de Coldeportes, le exigieron cumplir con sus obligaciones laborales so pena de severas sanciones. ¡Qué bueno que el gobierno defienda a los trabajadores, no importa si laboran en el sector público o privado! Lo paradójico es que ningún funcionario del Estado diga nada cuando a los trabajadores de los hospitales públicos les deben varios meses de sueldo, los obligan a trabajar en cooperativas que los explotan sin misericordia, y los hospitales estén a punto de ser cerrados por asfixia económica ante la indiferencia estatal y de la ciudadanía que en últimas es la beneficiaria de sus servicios…
Los empleados del Hospital Federico Lleras, desesperados por la falta de pago de sus salarios, decidieron vestirse de jugadores de fútbol a ver si el Gobernador o algún funcionario de rango, decide exigir que a estos empleados se les pague lo que ya trabajaron con diligencia y honradez.
No creo que a las lechuzas se les deba tratar a las patadas. Pero no es justo que a la gente le duela más un animal, que el asesinato de centenares de personas, y que no se inmute ante tamaño salvajismo. Es como si nos hubiesen anestesiado para no sentir dolor. Estamos abriendo la semana santa, la semana de pasión, y deberíamos reflexionar ante tantas injusticias que se cometen a diario. Estoy convencido que no pagar por un trabajo es pecado grave…