PERIÓDICO EL PÚBLICO
Econimía y calidad de vida en la Edad de Piedra

Releyendo un libro de Marshall Sahlins llamado "Economía de la Edad de Piedra" he llegado a la conclusión de que algo estamos haciendo mal.
Sahlins estudiando de manera comparativa un gran número de sociedades que actualmente siguen con economías de la Edad de Piedra (esto es que se siguen dedicando fundamentalmente al forrajeo y la caza y pesca) llegó a la conclusión de que el número de horas dedicadas a obtener alimentos en estas sociedades es muy inferior al de las sociedades actuales.
Sorpendentemente, esta gente también dedica más tiempo al ocio y a actividades de corte social, los rituales están más establecidos y es más fácil la participación de todos los miembros de una tribu en los mismos. Choca también que los roles de género sean más igualitarios en muchas ocasiones que en la sociedad moderna.
Entonces, ¿trabajamos más, tenemos menos ocio y encima nos relacionamos menos? ¿quién es verdaderamente el primitivo y quién el moderno? En estas sociedades casi todo se comparte (no tiene sentido no compartir porque la comida acaba estropeándose), no hay propiedad privada (son pueblos nómadas en las que la acumulación no tiene sentido) y habitualmente más generosos con los excedentes.
Lo cierto es que lo que hoy vemos en las sociedades que practican en la Edad de Piedra no es sino un leve reflejo de lo que fue esta Edad de Piedra, pensemos que pueblos como los San o los aborígenes australianos viven en territorios que han quedado fuera de los circuitos comerciales por su escaso interés económico... probablemente cuando la población vivía de manera general con esa organización económica había zonas mucho más ricas que las que ahora ocupan que aun hacían más fácil la subsistencia.
El problema en la evolución humana fue la enorme densidad de población que se gestó hace unos 10-12.000 años y que forzó la inventiva humana hasta dar con la agricultura, en este momento grandes cantidades de trabajo eran necesarias, así como la supeditación a un poder central que centralizara recursos como el agua o los almacenes de alimentos. En este paso, el hombre cambió calidad de vida por mayor garantía de supervivencia... y ahí seguimos.
En cualquier caso, no está de menos reflexionar sobre si nuestra visión de las sociedades primitivas es la correcta, esta imagen del hombre agobiado por la supervivencia y en lucha permanente contra el entorno es errónea y se basa en una concepción etnocentrista de lo que es diferente a nosotros.
Publicado por IFRYDHE S.L.N.E.- www.ifrydhe.es 

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Revolución pacifica ante el establishment!

El 25 de abril en este mismo blog, hacíamos referencia al libro de ¡Indignaos! de Stéphane Hessel, pensador de noventa y cuatro años que incitaba a la revolución pacífica para cambiar el establishment. Nos planteábamos la siguiente pregunta ¿dónde están los jóvenes revolucionarios que otrora tenían ese papel?

Pues bien, ha pasado un mes y en España han aparecido esos jóvenes (y no tan jóvenes) “revolucionarios pacíficos” que se están indignados y empiezan a hacerlo saber al establishment de una forma pacífica y civilizada.

Es una forma de manifestar su descontento hacia la clase política cada vez más distante del pueblo e inmersa en la ostentación del poder y más preocupados de sus propios intereses que en los intereses del pueblo soberano.

Nada más hay que ver que la clase política sólo se acerca al pueblo un mes antes de las elecciones para persuadirlos de cómo conseguir su voto y continuar en la poltrona. Los actos políticos que se realizan por los diferentes recovecos de nuestra geografía, generalmente constan de petanca, ocio y comilona gratis, como en la antigua Roma, ¡Al pueblo, pan y circo!...

Señores políticos, de repente se sienten incómodos, a dos días de las elecciones se dan cuenta de su alejamiento del pueblo, y que el pueblo está realmente ¡Indignado! Por favor tomen nota, recuerden que la política es una vocación y no una profesión con la que acumular riqueza y poder, y por favor, saquen de sus listas a todos aquellos usan la política con fines lucrativos.
Ojalá este movimiento no sea flor de un día debido a que estamos en crisis, y que sea un punto de inflexión que haga reflexionar a los políticos que su misión es “todo por el pueblo y para el pueblo”.
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