PERIÓDICO EL PÚBLICO
¿QUÉ ES LA SEGURIDAD HUMANA?
Por: AGUSTÍN ANGARITA LEZAMA
La Seguridad Humana es un concepto del PNUD buscando salidas a problemas que se habían vuelto insolubles en diferentes comunidades humanas, en las que si bien, se avanzaba en la disminución de asesinatos o aumento de las incautaciones de alucinógenos, se empeoraba en desempleo, pobreza, hambre, enfermedades transmisibles y prevenibles, deterioro ambiental, deterioro urbanístico o prostitución y drogadicción. La Seguridad Humana es un enfoque más amplio e incluyente al manejo tradicional de la seguridad que hace énfasis en lo meramente policivo.
Generalmente, cuando se  habla de seguridad se piensa en más pie de fuerza de policía, dotada con más patrullas, motocicletas, cámaras de televisión, armas más modernas y tecnificadas, alarmas comunitarias y redes de cooperantes. La seguridad se asume como represión. Por eso se piensa en leyes más drásticas, fuertes sanciones, más cárceles y castigos para mejorar la seguridad.  Todo esto es  insuficiente.
El delito es una consecuencia no una causa. Por lo que atacar las consecuencias es una miopía. Los delincuentes son el fruto de una sociedad en crisis, por lo tanto, a la que hay que tratar es a la sociedad. Esto no quiere decir que se descuiden los delincuentes ni las medidas de prevención. De ninguna manera. Pero la causa verdadera (que es social) es la que se debe tratar con todos los esfuerzos, no solamente la consecuencia (que es individual). Si no se enfrentan las verdaderas causas, se podría gastar todo el dinero de los impuestos en construir más cárceles, poner más policías y cámaras de vigilancia sin que se acabe con el delito, porque desde una sociedad en crisis, se producirán nuevos delincuentes.
En Bogotá, Antanas creyó que la inseguridad no se solucionaba con meras medidas policivas y de represión, sino con cultura ciudadana, con pedagogía social, con inversión social dirigida, con reforzar la autogestión y la confianza de la ciudadanía en sus instituciones, y logró reducir tasas de homicidios, robos callejeros, accidentes e infracciones de tránsito, mortalidad infantil y materna, y mejorar la sensación de seguridad, identidad y respeto…
En Medellín, Sergio Fajardo creyó que más que seguridad policial lo que había que construir era un gobierno conectado con la gente, un gobierno cercano y presente entre la ciudadanía. Un Estado gobernado por un alcalde honesto, que supiera hacer uso de la autoridad que le entregó la voluntad popular, dispuesto a no hacer trampas, ni actos corruptos, un alcalde en el que se podiera confiar. La inversión social se hizo en sectores donde la deuda social del Estado era mayor, en las áreas donde el abandono oficial era inveterado. Las obras se discutieron con la comunidad, pero no fue una discusión donde los expertos y tecnócratas hablaban y la gente aplaudía y aprobaba. No. Se partía de creer en la gente, de creer que sus conocimientos eran válidos e importantes. Con eso se involucraba a los ciudadanos en la obra, en la gestión y, sobre todo, en el cuidado. El orgullo y la confianza de los moradores de los barrios más peligrosos de Medellín fue en aumento, y los atracos, los robos y asesinatos disminuyeron de manera impresionante. La inversión en policía y control no se disminuyó, se aumentó, pero el énfasis estaba en lo social, en pagar la deuda social con la comunidad.
Estos son  dos buenos ejemplos de Seguridad Humana.