EL TOLIMA Y EL TLC
Por: Javier Ramiro Devia Arias.
No fui partidario del tratado de libre comercio con los
Estados Unidos de Norteamérica en las
condiciones en que se negoció; no obstante como todo en la vida, tenemos que tomar conciencia de las realidades. El
acuerdo comercial con ese país ya esta en ejecución, al igual que con otras naciones,
y la decisión política es abrir cada día
más la economía Colombiana.
En un estudio sobre el tema encontré pronósticos de
beneficio para Bogotá y 5 departamentos:
Atlántico, Quindío, valle, Antioquia y Huila, por cuanto están especializados
en actividades productivas que “probablemente” se vean beneficiadas con el TLC
.Respecto de los otros departamentos, se estima que aumentará el empleo en unos
sectores y decaerá en otros. Se dará un efecto de “racionalización “, es decir,
se reasignarán recursos de los sectores ineficientes hacia los eficientes. En
un horizonte de 10 años la tasa de desempleo total disminuirá pero la agrícola
aumentará.
En esas condiciones el pronóstico respecto del TLC para el Tolima no es
optimista. No estamos especializados en esas actividades productivas que
obtendrán beneficios y de aumentar el
desempleo en el sector agrícola, nuestra economía recibirá un fuerte impacto
negativo.
Estos datos me hacen recordar las discusiones que
sosteníamos 15 años atrás sobre la necesidad de mirar hacia otras vocaciones y la de incursionar en otros tipos de cultivos
en el sector agropecuario. Recuerdo que se planteaban propuestas de cultivos
como la palma africana y otros (frutales
etc.) pero no se tomaron decisiones, tal vez, por los intereses y apegos al cultivo del arroz.
Posteriormente, he asistido a algunos foros, he leído algunos escritos,
escuchado lamentos, pero la dependencia
del Tolima respecto del cultivo del
arroz continúa latente. Soy solidario con las penurias de este sector pues nací
en casa de un agricultor quien se apasionaba por el cultivo del arroz y del
algodón; no obstante creo que perdimos muchos años argumentando y nos cogió el
TLC con un sector agropecuario débil, sin cambiar la mentalidad y con las
mismas lamentaciones. Hoy los gremios
económicos resaltanla falta de infraestructura, pero a mi juicio lo que más debemos cambiar es ese apego a ciertas visiones de nuestra economía
que no nos han dejado mirar hacia otros horizontes. A veces los hechos obligan cambios que debieron de
darse con mayor planeación y tiempo.Creo que nuestros agricultores son capaces
de enfrentar el reto y no podemos amilanarnos o quedarnos en solo
manifestaciones negativas; quizá tendremos quepensar en agregar valor al arroz,
replantear la cadena productiva y resaltar la calidad del nuestro. La
federación nacional de arroceros, consciente que el sector arrocero en Colombia
tiene que mejorar su competitividad, está insistiendoen la constitución de
empresas de secamiento y almacenamiento para que el manejo del producto sea
seco y no verde y que el agricultor gane un poco de poder en la negociación y
en competitividad frente a la industria.Además, se está implementando la
Adopción Masiva de Tecnología (Amtec).Pero, inevitablemente tenemos que mirar
hacia ciertas actividades que ofrezcan mayores oportunidades ante estas
realidades, aprovechando la gradualidad de algunas de las estipulaciones del
tratado.
Los posibles efectos
positivos del tratado, representan una mayor demanda de mano de obra
calificada. Es innegable que se han hecho esfuerzos a través del Sena y
nuestras universidades, pero también es
cierto que persistimos en una oferta educativa de profesiones y oficios con evidente saturación
(Ej: derecho). El sector comercial y de servicios sin lugar a dudas saldrá
fortalecido y ya se evidencia un incremento en la inversión. No obstante hay
que mirar con cuidado el aumento de las construcciones (centros comerciales
etc.) si no se acompaña de mayor industria, mas turismo (con gran potencial) y
producción agropecuaria que impulse el
ciclo económico.
A pesar de todo esto, es indudable que el Tolima cuenta
con factores a su favor y el progreso
esta llegando por encima de muchos tropiezos.
Entre esos factores está su gente
y su ubicación estratégica, que bien combinadas nos darán la fortaleza para
avanzar y convertir en oportunidades unas realidades que no se vislumbran como
positivas.Por eso insisto en que no es hora de lamentaciones y por el contrario
debemos tomar ejemplos foráneos en donde, hasta las tragedias, han sido el inicio de grandes y positivas
transformaciones.