AGUSTIN
ANGARITA LEZAMA *

Todo
ciudadano en Colombia tiene la libertad de expresar y difundir sus opiniones y
pensamientos sin ninguna censura. Es libre de tener sus propias convicciones y
creencias sin ser molestado por ellas. Son derechos protegidos por el Estado y
todo ciudadano está obligado a respetarlos. Tal y como se dijo, toda persona
que ejerza estos derechos con legitimidad, debe entender que tiene la
obligación de respetar la intimidad personal y familiar, y el buen nombre de
las personas sobre las que ejerce su opinión libre o su libertad de comentar.
Hoy
las redes sociales se han convertido en espacios privilegiados para la libertad
de expresión y la participación en asuntos públicos. Las redes posibilitan la
fluidez, inmediatez y viralidad. Una red no es para la simple publicación de
información, sino que necesita la interacción del usuario para funcionar. Las
redes como herramientas permiten que los ciudadanos reaccionen frente a
situaciones que consideren injustas, informaciones falsas o adulteradas o expresar
sus puntos de vista ante sucesos cotidianos.
Ninguna
red le autoriza a ningún individuo a ser grosero, calumniador, o a acabar con
el buen nombre de otra persona o institución ni menos, meterse con la vida
íntima o familiar de las personas. Infortunadamente se ha caído en este bache.
Algunas personas inescrupulosas, para evadir responsabilidades, se esconden
detrás de seudónimos o falsos nombres, para atacar con mentiras, falacias e
infamias a sus contradictores. ¿Cuánto cuesta y cuanto se tarda en construir un
buen nombre en una sociedad? ¿Cuánto daño se les causa no solo a la persona que va dirigida sino a sus hijos y familiares
cuando se difunden informaciones no verificadas, sin fundamento y cargadas de
odio o mala fe? Construir es un proceso lento, paciente y difícil. Dañar, en
cambio, es fácil e irresponsable.
Hay
que defender sin bajar la guardia, la libertad de expresión en medios de
comunicación y en redes sociales. Pero hay que exigir respeto, rigor,
responsabilidad, seriedad, información veraz y hasta buena gramática y
ortografía. Triste que haya que recurrir a la justicia para que los ciudadanos
entiendan que su derecho a la libertad de expresión no puede ejercerse
vulnerando derechos de los demás. El tema no es ser frentero sino honesto y respetuoso.
Ya la Corte Suprema condenó a alguien por mal uso de las redes. ¿Seguirán las
condenas?
*Médico
y profesor Universidad del Tolima