Por:
Alberto Bejarano Ávila
¿Es
posible que una región ahonde sus condiciones de subdesarrollo creyendo de
buena fe que es protagonista del desarrollo? Eso creo e igual creo que desde “los
tiempos de upa” el Tolima sufre tan raro despiste, pues jamás, que se sepa, un estamento
económico, político o social buscó corregir la estéril costumbre de formular el
desarrollo como receta simple de arroz seco o refutar el catecismo
desarrollista oligopólico que impide crecer o arruina lentamente a muchas empresas
tradicionales del territorio, apoca el espíritu emprendedor e incita al
consumismo compulsivo para impedir que el ahorro tolimense sea base del capital
de inversión endógena.