PERIÓDICO EL PÚBLICO: julio 2014
Carlos Orlando Pardo
No es fácil registrar la partida de amigos entrañables con quienes compartimos la vida y los sueños de una manera intensa y definida. Da uno vueltas alrededor del escritorio antes de sentarse mientras las lágrimas caen y nos asaltan las imágenes de la existencia acompañada.  Para muchos el registro dirá que fue Contralor del Tolima en dos ocasiones, diputado a la Asamblea, gerente de la Beneficencia del Tolima, Secretario de Despacho de la Gobernación y un batallador de la política por los tiempos en que la corrupción no había llegado a sus entrañas. Para nosotros no basta el abogado ni el consejero eficaz y sereno o el certero columnista de varios medios a lo largo de décadas, e inclusive el entusiasta miembro fundador de la Academia de Historia del Tolima puesto que sobrepasaba todo este talante. Para nosotros encarnaba a un luminoso ángel de la guarda desde cualquiera de sus trincheras para la cultura. Fue un guardaespaldas y estimulador continuo de Pijao Editores sin que faltara su respaldo a la locura o su alegría cómplice para la tarea.

Ibagué, julio 20 de 2014

Señores
DIRECTIVOS
POLO DEMOCRÁTICO ALTERNATIVO PDA
Carrera 17A No. 37-27
Bogotá, Colombia.

Respetados dirigentes

La decepción del legado frentenacionalista que inundó a Colombia de politiquería, corrupción y torpeza, el temor a caer en levedad política y verme cual sofista trivial arguyendo lugares comunes sobre el cambio en todo evento electoral y la creencia de que sumándome a un colectivo pluralista y coherente ayudaría a construir una nueva sociedad, fueron razones que indujeron mi ingreso al PDA, razones fallidas, pues hoy, transcurrida más de una década de afiliado, a nada relevante he podido ayudar, el país es más desigual, excluyente y caótico, la venalidad crece y el desempeño del Polo, a mi juicio, se revela fragmentador, voluble, débil y carente de sintonía con el alma nacional, como se evidenció el pasado 25 de mayo al alcanzar tan solo el 5.9% del potencial electoral.

Es sabido que los beneficios de la modernidad y la prosperidad le son negados a la gran mayoría de colombianos y sabido también que el paradigma capitalista, en ilógica contradicción, ahonda su raíz en la conciencia popular, paradoja absurda que, debería saberse, resulta posible no tanto por el efecto alienante de las matrices de pensamiento neoliberal como por extravío y vacilación de las fuerzas políticas alternativas que jamás forjaron ni concienciaron referentes sustentables de otros modelos posibles de sociedad, de visión estratégica, de unidad y de cultura política discordante con el electoralismo per se, la ortodoxia anacrónica, el dogmatismo y la intolerancia.
Por: Hugo Neira Sánchez
   Hace 30 años el presidente Betancourt (1984) para parar un paro grave en Antioquia, de usuarios del servicio eléctrico, uso una medida reciente aprobada por el Congreso de la Republica por iniciativa de un congresista valluno, y que se estaba implementando en Cali, la famosa  estratificación que conocemos. El problema no era implantarla sino como hacerlo, para cumplir los fines de los que decían que era para distribuir equitativamente los ingresos.
      Como siempre ha pasado en el país, se determinan mediadas dictadas por burócratas “sabios”, y medidas decretadas por inoficiosos Congresistas, nunca preguntan a sus partidarios su aceptación ni mucho menos ven sus consecuencias, además nunca lo ensañan con un “modelo piloto” sino lanzan al país a un destino incierto, actualmente lo vimos en el caso de los pases.

AGUSTIN ANGARITA LEZAMA
En el mundo actual, corren tiempos despiadados con sensaciones de hostilidad por todos lados, con rivalidades marcadas y competencia sin tregua, con desconfianzas por doquier motivadas por la sensación de que todos juegan con cartas marcadas y con múltiples trampas al asecho, con gentes que viven aceleradas y con prisa. Un mundo donde cada persona siente que está obligado a cuidarse a sí mismo y donde sólo sonríen y dicen si los funcionarios de las oficinas comerciales de los bancos, es un mundo donde crece la desesperanza y crece la necesidad de seguridad.
En casi todos los programas de gobierno de los mandatarios mundiales el tema de seguridad es central. En la ciudad ocurre algo similar. Las quejas de la ciudadanía pasan por exigir mayor protección de la policía, de la ley y la instauración permanente del orden. Esta petición de seguridad se extiende a querer mayores oportunidades reflejadas en más empleo, salud, recreación, educación, vivienda y reducción de pobreza, entre otros.


Por: Carlos Orlando Pardo
Terminé con agrado la lectura del nuevo libro de Ruth Aguilar Quijano que acaba de salir. En una hermosa edición de 155 páginas, es envidiable la atmósfera que sabe imprimir a sus historias y de qué manera va más allá de lo externo para incursionar en lo que no todo el mundo se fija respecto a un personaje, pero que conforma por su talento la gracia de sus acciones, las que al final nos dejan que se asome la nostalgia por un mundo perdido. Uno se despierta a la reflexión sobre lo aparentemente fatuo de la vida que se convierte en fundamental. Sumados los relatos vienen a conformar la historia de unas vidas entre el pueblo y la ciudad en el inefable proceso de las ilusiones y el envejecimiento, la soledad y las ausencias, el anhelo de armar el paraiso del descanso y finalmente el tedio frente a la rutina. Son testigos excepcionales de las habitantes de casas centenarias que ordenan su vida en la vejez bajo el oficio de tejer incansables, los muchachos que de pronto envejecen haciendo encargos y se defienden con un mundo imaginario, el símbolo de la ringlera donde se guardan todas las llaves de la casa para encarnar un ábrete sésamo, las casonas abandonadas, las visitas inoportunas de extraños personajes, la prostituta ya ida de la cama que mayor se dedica a los oficios domésticos como empleada y a defenderse con la locura, los asesinos incubados desde su infancia, los secretos que rebotan de una casa a otra en las vecindades pueblerinas, e inclusive las blasfemas de oficio que muestran otra cara en la vida social.  Suceden historias que parecerían arrancadas de la imaginación como La tumba vacía y esa desgarradora intimidad que descubre en el relato La muerte, donde sin advertirlo queda el patio de la casa antes lleno de amigos apenas habitado por el vacío y los recuerdos. Al fin y al cabo es el retrato del despojo que va rindiendo el tiempo con los seres y las cosas que amamos, incluidos los perros de la casa que son parte cálida y luminosa de la vida en familia. Pero el libro no se queda en la provincia que apenas se ama profundamente desde las evocaciones, sino va a las costumbres de la gran ciudad donde sus protagonistas han tejido la vida y sus ensueños. Desde la enorme biblioteca que se va tomando la casa y la nueva que por otros requerimientos van haciendo los hijos, desde el lenguaje angustioso de los sordos que se tratan o la gente inmutable encerrada en la burbuja de su soledad, el volumen avanza en un retrato íntimo y poético que implica sorpresas, evocaciones e inclusive una radiografía del aislamiento construido en los conjuntos residenciales donde todos se conocen en apariencia pero son extraños. Lo del diario vivir entre rememoraciones decembrinas, la visita de personajes despoblados en apariencia por dentro, la farsa social, las cercanías y las diferencias entre una familia grande,  van completando un gran fresco renacentista que nos deja el sabor de la melancolía, sin que estén ausentes el humor y la gracia de ciertas conductas que solo aprendemos con el ejercicio de vivir. Hermoso libro este de Ruth Aguilar, una veterana y prestigiosa psicóloga cuyo oficio en diagnósticos de este tipo le han sido demasiado útiles en su oficio como escritora. Había leído en el 2014 su primer volumen editado por Códice bajo el nombre de Todo lo mío, un bien logrado texto autobiográfico de 300 páginas que pareciera la sala de ensayos para llegar a la literatura propiamente. Pero algo mágico sin contar, es cómo además de su experiencia en clínicas o en la cátedra especializada en universidades, ha vivido con pasión de cerca el mundo de su esposo, nadie menos que el maravilloso escritor Eduardo Santa. 
Por: AGUSTIN ANGARITA LEZAMA
El modelo económico del país genera creciente desigualdad social con aumento acelerado de la brecha entre el sector acomodado en el que muy pocas manos acaparan la mayor parte de los ingresos, beneficios y les alcanza para acumular, y el de los desposeídos, en el que muchísimas manos apenas reciben para sobrevivir. Cuando esta desigualdad se mantiene en el tiempo produce consecuencias graves.
El sector pudiente de la sociedad, por su riqueza,  influencias y poder, obtiene privilegios y ventajas que se reflejan en pérdida progresiva de derechos de las personas que hacen parte de los sectores pobres y marginados. Esta tensión social disminuye las personas en el primer sector, reduce a pasos agigantados la clase media y acrecienta sin parar la clase pobre. Algún teórico gritaría que los derechos son inalienables y están en cabeza de cada miembro de la sociedad. Ocurre que los derechos se analizan frente a la vida y no solo ante los tratados académicos.
POCO ÉNFASIS EN EL DESEMPEÑO ACADÉMICO-PEDAGÓGICO,
DE  LAS INSTITUCIONES EDUCATIVAS
Por Luis Eduardo Chamorro Rodríguez
Los directivos de las instituciones educativas oficiales, enfatizan su desempeño profesional en  aspectos administrativos, desplazando a un segundo lugar  lo académico y pedagógico. Siendo que lo deseable y estratégico es que la dirección de los establecimientos estuviera enfocada hacia el logro de aprendizajes significativos en los estudiantes,  a través del desarrollo de procesos académicos, didácticos y curriculares. Es la conclusión que se infiere de los resultados de la autoevaluación institucional que directivos docentes y docentes de 21 instituciones educativas oficiales de Ibagué, realizaron a finales del año 2013, teniendo como referencia las cuatro dimensiones de la gestión escolar: las gestiones directiva, académica, administrativa y de la comunidad.


Por: AGUSTIN RICARDO ANGARITA LEZAMA
Una discusión me dio pie para reflexionar sobre el tema de algunos pasatiempos actuales. Estoy convencido que la vida hay que protegerla sobre cualquier cosa. Para mi nada, por sublime que parezca, justifica atentar contra ella. Defender la vida es un compromiso con lo sagrado y con lo más preciado de la sociedad. Quizás por eso me formé como médico. Es posible que eso mueva mi amor por la educación y el periodismo.
Hay estudios calificados que comprueban que el uso de juguetes bélicos favorece el aprendizaje de conductas violentas en los jóvenes. Igual ocurre con los vídeo juegos, que en su mayoría utilizan la violencia, lo más real posible, como incentivo para atrapar jugadores. Los seres humanos no nacen violentos. La violencia se aprende y este tipo de juegos ayuda a construir conductas y mentalidades violentas.


Manuel Elkin Patarroyo
Por: Carlos Orlando Pardo
Las elecciones primero, el folclor luego y el campeonato mundial de fútbol, al final, todos con diversas emociones, nos permitieron olvidar al resto del pais y no ofrecerles a otros renglones la debida atención, pero el mundo sigue andando. Ahí al frente, nos encontramos con la feliz noticia cuando a tres tolimenses los declaran “Investigadores eméritos 2014” en el “Gran Premio Vida y Obra” otorgado por Colciencias y que destaca la revista Semana que acaba de aparecer. Se trata de Manuel Elkim Patarroyo, el padre de las vacunas y ganador en la categoría Ciencias básicas; de, el estudioso de la violencia, ganador en la categoría Ciencias Sociales y Humanas, pero entre los llamados 20 héroes para señalar a los científicos eméritos que han dedicado una vida a la investigación en Colombia, figura como finalista    en   categoría   Ciencias   básicas, el químico  Augusto Rivera
Augusto Rivera
el tolimense de las moléculas raras. Nosotros somos por fortuna más que política, fiestas y fútbol y ahora cuando han pasado estas maravillosas disculpas para creer en la felicidad y en un pais mejor, aterrizamos de nuevo en la realidad y la encontramos igualmente habitada de satisfacciones. Por encima de las controversias a que es sometido el atacuno Patarroyo, “nadie ha podido desconocerle el haber descubierto y patentado la primera vacuna contra la malaria, un logro que enmarcó en la historia”. No ha sido vana su terca persistencia como egresado en Medicina de la Universidad Nacional, especializado en Virología en la Universidad de Rockefeller, estudios en Yale, Estados Unidos y en el instituto Karolinskia de Estocolmo, ni mucho menos las más de cuatro décadas dedicadas a la investigación para alcanzar premios significativos al estilo del Príncipe de Asturias en 1994, cuatro veces el Premio Nacional de Ciencias Alejandro Ángel Escobar o el ser nominado en 1989 como Premio Nobel de Medicina. 29 doctorados Honoris Causa y el registro de 356 publicaciones científicas, como lo recuerda la revista Semana, ofrecen un retrato general de quien a sus 67 años sigue haciendo ciencia desde su Fundación del Instituto de Inmunología y formando a más de mil investigadores o asesorarlos en futuros doctorados. 
Gonzalo Sánchez
Por otro lado, el libanense Gonzalo Sánchez, autor del primer estudio sobre los bolcheviques en su ciudad natal, creador en 1986 del Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional, ha continuado, a pesar de las amenazas, al frente de Estudios de la Violencia, proyectando trabajos sobre la memoria histórica que ahora dirige desde el 2007, desde donde ha producido 21 informes en los cuales se rconstruyen las masacres más emblemáticas de los paramilitares y las Farc, poniéndolos al conocimiento de los colombianos junto al dolor de las víctimas del conflicto armado. Estos personajes como Manuel Elkim Patarroyo y Gonzalo Sánchez, mis dilectos amigos de ya no pocos años, cuyos perfiles figuran en mi libro de 1995 Protagonistas del Tolima Siglo XX, con razón a su trabajo y no a nada diferente, siguen a la cabeza de los investigadores de la nación y ofreciéndonos orgullo a sus paisanos de la tierra Pijao. Me pareció curioso, al final del informe, la figuración como finalista del llamado Tolimense de las moléculas raras, uno de los químicos más laureados del pais, egresado de la Universidad Nacional donde es docente, profesor asociado y director del departamento y vicedecano de investigación. Novedades mundiales han salido de sus desvelos y experiencias y en los 138 artículos que ha publicado en revistas indexadas, trata sobre los animales heterocíclicos, “unas extrañas moléculas orgánicas que contienen nitrógeno y que podrían tener múltiples usos en la industria farmacéutica”. Total, vale la pena difundir estos trabajos en la región, que las universidades los inviten a conversar con profesores y estudiantes, al tiempo que reconocer que tenemos otros héroes. 
LAS TALES CRISIS NO EXISTEN!
Por: Alberto Bejarano Ávila

Como buen provinciano creía yo, hasta hace poco, que el Tolima sufría graves crisis en salud, empleo, vivienda, educación, justicia, medio ambiente, seguridad, desplazamiento, vías,  trabajo infantil, exclusión, Hoy, luego de oír y cavilar, juzgo que “las tales crisis no existen”, pues crisis en significado cabal es “situación dificultosa y complicada” pero casual y temporal, mientras que los infortunios que sufre más del 80% de moradores de nuestra región (y del país más feliz del orbe) datan de 60, 70 o más años, largo lapso en el que hemos visto o sufrido el aumento sin pausa de cada problema y, por ende, no puede ser crisis lo que es decadencia, extravío o ineptitud política, males endémicos cuyos análisis requieren de memoria histórica, inventiva y perspicacia y no el trillado lugar común, pues, como falló Einstein, “no es posible resolver los problemas del presente con la misma mentalidad con que fueron creados”.

Al hilar fino en ésta tesis histórico-política emerge el error común de creer que votar y elegir es suscitar el cambio. Si así fuera, en cada trienio o cuatrienio de las anteriores 6 o 7 décadas el progreso social habría recibido recios impulsos y hoy sería inatajable. Otra cosa enseña la realidad llena de miserias crecientes: lo electoral es ritual cíclico para ungir en frágil democracia relevos o continuidades de una clase política funcional y no seminal, es decir, de personas (de buena fe muchas) que sólo se ocupan de lo secundario, normativo o efectista, más no de idear inéditas y sesudas estrategias de desarrollo y ejercer lideratos para construir la nueva historia del pueblo tolimense. Para no fungir de moralista tontorrón, omito aludir al político no ético, asunto preocupante que atañe a investigadores, denunciantes y autoridades.

¿Qué hacer para que votar y elegir sean actos de cambio? La respuesta parece sencilla: ¡forjar otra mentalidad! Ya en el siglo XIX el milanés Carlo Cattaneo decía que "los pueblos que se hacen pequeños en sus pensamientos se hacen débiles en sus obras", sentencia que podría avivar la decisión colectiva de exorcizar dogmas anacrónicos, refundar la razón histórica de la democracia, objetar el centralismo y avivar la voluntad y el espíritu renovador de militantes políticos, organizaciones sociales, líderes económicos, grupos de interés y actores culturales. Todos (incluso el mimado por el statu quo) debemos admitir que es nocivo perpetuar círculos viciosos, errado oír llamados electorales sin proyecto político claro ni lógica regionalista y atinado ignorar a quien pregona cambio mientras ejecuta acciones para que nada cambie.

Porfío en que sólo un boom regionalizador parirá la Colombia nueva y que el Tolima será ejemplo de región pujante si sus dirigentes sociales, políticos y económicos se niegan a prohijar cortoplacismos, pequeñeces y fábulas, si sus debates y acuerdos se inspiran en ideas regionalistas y autonómicas y si optan por una visión de sociedad compleja, cohesionada por su identidad y motivada por retos históricos signados en un modelo de desarrollo que declara sagrados sus recursos naturales, su medio ambiente y su justo derecho a esa prosperidad incluyente que sólo han logrado aquellas comunidades que sabiamente decidieron validar su democracia política con hechos innegables de democracia económica.

El talento es riqueza y no debe emigrar; el futuro se construye aquí, no en lejanía; el hacedor de atraso debe mutar a creador de progreso; la dialéctica de derecha e izquierda debe revelar nuevos paradigmas; la cultura política se debe airear con tesis de desarrollo endógeno y, so riesgo de jamás, es tiempo de inaugurar otra mentalidad y talante. Sólo signos y hechos históricos renovadores enmendarán lo denunciado por “Emiro Kastos”, allá en 1879, (cita de Hernán Clavijo): “en Ibagué se vive despacio, sin preocupación, casi sin interés”.