PERIÓDICO EL PÚBLICO: julio 2013
Por: Alberto Bejarano Ávila

En Ibagué (el contexto) el recurso financiero resulta vital para apalancar emprendimientos que a su vez generen más recurso financiero y así hacer sostenibles las dinámicas del progreso y el bienestar social. Hasta aquí la obviedad hace tonto cualquier choque de ideas. Ahora, si el capital financiero en operación fuese público (municipio rico), cooperativo o, aun, si fuese patrimonio de una clase media o de una burguesía local ciertamente industriosa, solidaria y comprometida con el progreso, sin duda, las discrepancias políticas serían transables. Tristemente así no es la cosa.

Diferenciar capitalismo salvaje de capitalismo moderado y ético o democracia económica no es fácil ya que todo ignaro o ávido de coima aduce, con descaro o alquiladiza forma de pensar, que el capital externo es motor de desarrollo y este de equidad social, una sofística y fullera tesis que oculta cómo el inversor externo, arguyendo financiar el desarrollo, termina quedándose con la ganancia, enviándola a países ricos o centros de poder y condenándonos a pobreza endémica.
Por: Carlos Orlando Pardo

La falta de estudio y comprensión de lo que significa el poder en todos los ámbitos de la vida personal y colectiva, nos vuelve presa fácil de la manipulación a que somos sometidos de manera diaria. No se trata de examinarlo desde la perspectiva de las opiniones, que todos las tienen, sino desde el concepto propiamente académico, para lo que se requiere de estudio y reflexión. ¿Cómo estamos acostumbrados a pensar y cómo se han desenvuelto las ideas? ,Cómo ha sido la crítica histórica para estos tiempos?  Ir hasta las profundidades de la historia no es un camino fácil, pero sí el sendero adecuado para conocer las entrañas de la vida social y del por qué de sus comportamientos.  Es la tarea de los pensadores y el oficio de los filósofos tan necesarios en una época donde caminamos al abismo sin ser conscientes de estos pasos. Y son las preguntas que se provocan en medio de un mundo banal y light con la lectura de algunos libros que cumplen con su misión intelectual. Los investigadores tienen su centro en las universidades donde se dedican no a tirar piedra, como irresponsablemente pudiera pensarse, sino ideas. Aunque no todos. Buena parte de los profesores y catedráticos universitarios, se dan simplemente a la tarea de repetir autores y obras, sugiriendo desde luego su estudio, pero no cumpliendo con el quehacer de su propia interpretación y mucho menos cumplir con el aporte de escribirlo. Por eso la aparición de la obra de Alexander Martínez Rivillas en el mundo de la universidad, no sólo sorprende por sus atrevimientos conceptuales que van más allá de las teorías propuestas por un pensador como Michael Foucault,  historiador ya legendario del pensamiento, sino porque lo asume como una disculpa para intentar sus propias reflexiones no sólo en torno a la teoría del poder del intelectual francés, sino mucho más allá en temas no estudiados por quien después de un cuarto de siglo de su muerte, sigue siendo objeto de estudio y polémica. ¿Qué nos domina y qué nos obstaculiza? ,Qué existe en nuestra conciencia y en el de la realidad más allá de ella? ¿el poder sólo lo tienen los de arriba? Revisar lo que somos y por qué somos así termina siendo urgente, pues la emancipación personal y social se alcanza si reconstruimos nuestros errores y buscamos la autonomía más allá de tanto factor de dominio. La historia de las ideas nos lleva al itinerario de nuestros errores y aquí tenemos un camino. Recibimos este libro con la emoción de darle la bienvenida a un intelectual que como Alexander Martínez Rivillas se proyecta como uno de los pensadores desde la tierra del Tolima al mundo. Es profesor de la universidad del Tolima adonde llegó por concurso y méritos y nació en el Líbano, el 6 de abril de 1977. No son pocos sus títulos: Filósofo de la Universidad Nacional de Colombia; Ingeniero Geodesta, Universidad Distrital; Ms. en Gestión Pública, Universidad Autónoma de Barcelona; Candidato a PhD. en Geografía, Instituto Geográfico Agustín Codazzi. Ni son pocos sus trabajos. Entre sus ensayos se encuentran El mito de la ley y la verdad; el “procedimiento” matemático de Descartes; Borges y la entonación de una metáfora; Reflexiones sobre las emisoras comunitarias; El desarrollo, una idea inútil; Generalidades sobre la forma y función de la ciudad de la alta Edad Media; Los efectos regionales y locales de la política de cooperación al desarrollo de la Unión Europea: el caso de Sudamérica y Colombia; Objeciones foucaultianas y heideggerianas a la conferencia de Habermas: “Otra manera de salir de la filosofía del sujeto: razón comunicativa vs. Razón centrada en el sujeto”; La tierra como espacio humanizado; Elementos para la interpretación de “Utopía”: una perspectiva desde la filosofía política y las políticas públicas; en fin, no menos de 40 densos ensayos, además de sus libros Un encuentro con la libertad; Entre la diversidad y la desigualdad: diagnóstico territorial del Pacífico colombiano en perspectiva de derechos humanos; y la teoría del poder que acaba de publicar Pijao Editores. No ha sido esquivo a los reconocimientos internacionales: Nota Global Excelente, Universitat Autònoma de Barcelona, Barcelona, 2007, Aplicación Beca de Maestría, DAAD, University of Applied Sciences, Stuttgart, Alemania, 2005, Aplicación Beca de Investigación, OEAD, Vienna University of Technology, Austria, 2003, Tesis Meritoria, Universidad Distrital Francisco José de Caldas, 2001.  Es un intelectual de verdad. Además de un escritor de ficciones clandestino, pues tiene en preparación la novela corta Imprecisiones de un lugar y un poemario que recoge su trabajo desde 1995 hasta la fecha. 
Por Luis Eduardo Chamorro Rodríguez

La evaluación de los docentes ha suscitado más de una controversia e inclusive conflictos entre las organizaciones sindicales y el gobierno. El Ministerio de Educación Nacional fracasó en el intento de implementar un sistema de evaluación para todos los docentes, incluyendo a los escalafonados según el decreto ley 2277 de 1979, que son la mayoría.

Existen dos situaciones  en cuanto a la evaluación del desempeño de los docentes. Los docentes escalafonados del 2277/79, en la realidad no son evaluados periódicamente, inclusive se resisten a ello, aun en el contexto de  la evaluación institucional que anualmente deben realizar las instituciones educativas oficiales.
Por Hugo Neira Sanchez.
La Universidad del Tolima perdió su rumbo al dejar de ser una Universidad al servicio del agro, por ramificarse en una cantidad de facultades, ayudando a miles de tolimenses, pero se desvió de su objetivo inicial, cambio la calidad por la cantidad. Además nombro personajes que no tenían la calidad que se necesitaba y, dejaron que su dirección fuera manejada por “mamertos”, confundiendo la protesta pública con echar piedra y, permitir  a los que no querían estudiar, sino protestar, estar eternamente dentro de la Universidad sacrificando a estudiantes que si querían estudiar. La idea de tener la Universidad del Tolima, una facultad de medicina es muy loable para la región y los estudiantes, pero estas se han propagado en el país como el arroz, muchas de ellas sin la calidad que se necesita, pues existen actualmente Colombia  57 escuelas de medicina, que gradúan cada año a 3.500 nuevos facultativos (se estima que hay cerca de 80.000 de ellos). De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, mientras el número recomendado es de 25 por 10.000 habitantes, el país ya hacía gala, en el 2011, de 26 por 10.000. Mientras en Colombia existe aproximadamente 80.000 médicos, en abogados son más de 200.000. Según la nueva ley de la salud, se les devuelve la autonomía a los médicos pues se había perdido y,  hay necesidad de corregir graves fallas en su formación, su desempeño y su rol dentro de la sociedad.
El Poder y la Autoridad en la Empresa
Aunque a simple vista parezca lo mismo, son dos conceptos muy diferentes en cuanto al mundo de la empresa se refiere. Mientras que el poder hace referencia a tener expedita la facultad o potencia de hacer algo, la autoridad es el prestigio y crédito que se reconoce a una persona o institución por su legitimidad o por su calidad y competencia en alguna materia. Es por ello que el poder en la empresa viene dado por la propiedad de la misma, el poder depende de la posibilidad de poder adquirir los derechos políticos de la empresa, mientras que la autoridad depende de que terceros en la empresa te la concedan, independientemente que tengas o no el poder. En las empresas es muy frecuente confundir poder con autoridad; el primer concepto hace referencia al gobierno y el segundo concepto a la gestión. Debe quedar muy claro que la posesión del poder, no te hace poseedor de la autoridad ¿Qué queremos decir? Que se tenga la posibilidad de comprar las acciones de una empresa, tal hecho no lleva implícito la adquisición de las capacidades necesarias para dirigirla. Si bien el poder se puede conseguir en un instante, la autoridad conlleva un proceso largo en el tiempo dónde se demuestra la capacidad y la valía de las personas en la gestión empresarial. Por desgracia, en muchas ocasiones, la soberbia y la erótica del poder conllevan a empresarios, perdón a individuos que ostenta el poder, a creerse buenos directivos y a tomar decisiones sesgadas e irracionales que conducen a la pérdida de valor de la misma. Sin embargo, los empresarios con mayúsculas son capaces de equilibrar el binomio poder-autoridad, rodeándose de aquellos profesionales capacitados para la dirección de la empresa, limitándose los primeros al buen gobierno de los derechos políticos de la misma, hecho que conduce a la empresa a la generación de valor.

Por: Carlos Orlando Pardo

No siempre se tropieza uno en su oficio de lector con textos enriquecedores y ante todo muy bien escritos en el campo del ensayo literario. Es lo que ocurre felizmente en este nuevo libro de José Gutiérrez, algunos de cuyos textos hemos leído destacados en Día D, el aleccionador suplemento literario del diario El Nuevo Siglo.  El volumen recoge estudios ya publicados igualmente en otros medios como El Magazín de El Espectador, El dominical de El Colombiano, El imaginario del periódico El Mundo, le Monde Diplomatique y la revista Casa de las Américas en Cuba. A lo largo de 154 páginas en bella edición, 23 son los ensayos que en una primera y segunda parte se muestran, dejándonos viajar a través de libros y autores que siguen teniendo una vigencia así algunos de ellos estén muertos. Acostumbrados como nos tienen los mamotretos de este tipo firmados por profesores universitarios dedicados supuestamente a la ciencia de aclarar cuando confunden por su lenguaje saturado de terminachos técnicos, el libro de José Martínez surge como un ejemplo. Este poeta, narrador y ensayista nacido en Aguadas, Caldas, la tierra de un iluminado como Jaime Mejía Duque de la cual resulta un aventajado discípulo, ha sido premiado y seleccionado por importantes concursos nacionales y sus textos han sido objeto de publicación en Nueva York y varios países de América Latina.  Todo ensayo exitoso es el que ilumina y ofrece el camino para examinar la otra cara del espejo, mucho más cuando se trata de interpretar con juicio a un autor o a uno de sus textos que naturalmente ofrecen la posibilidad de varias miradas.  
Por: AGUSTIN ANGARITA LEZAMA
La crisis de la salud siempre se mira desde la arista de la financiación. Que las EPS se quedan con los recursos, no les pagan a los hospitales, que estos, por no poseer liquidez, no pagan a  sus trabajadores ni proveedores y todo sumado, se traduce en un hueco que consume grandes cantidades de dinero, de esfuerzos,  de salud y calidad de vida.
Hay un tema no revisado a profundidad. La medicalización de la salud y la vida misma. ¿Qué se entiende por medicalización?  Es un término lanzado a la vida pública en 1975 por el historiador, sacerdote y filósofo austriaco Iván Illich. Quien hizo una crítica radical al poder totalitario y absorbente de la medicina sobre todos los aspectos que tienen que ver con el bienestar humano y sobre todo, por los riesgos que puede generar esta intromisión.
Illich lo definió como el proceso que se extiende de manera imparable por la sociedad de nuestro tiempo, por el cual los médicos se ocupan y tratan problemas que no son médicos,  que atañen al bienestar humano y que están asociados a características intrínsecas de la vida y a la condición humana. Temas como la sexualidad, la infelicidad, el envejecimiento y el deterioro biológico, la soledad, la tristeza, la angustia, el alcoholismo y la muerte son tratados como problemas médicos, como enfermedades.
Ibagué, Tolima y Colombia en pruebas SABER
2012, en la Educación Básica
Por Luis Eduardo Chamorro Rodríguez
Hay situaciones problemáticas en la Educación Básica que se ofrece el Tolima. Los datos que el ICFES divulgó en la primera semana de julio (2013),  sobre los resultados de las pruebas SABER que presentaron los estudiantes de los grados tercero, quinto y noveno, en octubre de 2012, así lo hacen evidente.
Los estudiantes de estos grados en Ibagué, superan a los del resto del Tolima y a los de Colombia, en las pruebas de Lenguaje, Matemáticas, Ciencias Naturales y Competencias Ciudadanas.
Los mejores resultados de los estudiantes de la capital, ocurren en el grado noveno, en Matemáticas. Los mejores en los 46 municipios no certificados del Tolima (excluye Ibagué) ocurren en Lenguaje, también en el grado noveno de Educación Básica.
En general, los resultados en los 46 municipios no certificados,  que corresponden a los que administra la gobernación,  están, todos, por debajo de los nacionales y de los de Ibagué, en las cuatro pruebas objeto de evaluación.

Por: Carlos Orlando Pardo
En este año 2013 se cumple el primer centenario de Albert Camus quien alcanzó el Premio Nobel de literatura  a los 44 años, lo que era de por si una hazaña. Nos alentaba saber de su familia con origenes humildes dentro de una familia de colonos franceses en Argelia, la muerte de su padre por heridas en la primera guerra mundial y su gratitud por los profesores de la escuela primaria a quien dedica su discurso del famoso premio. Por los años 70 los escritores en Ibagué que apenas sobrepasábamos los 20 años estábamos atentos a cuanto ocurriera en el mundo y más en el de la literatura. Fueron los hermanos Roberto y Hugo Ruiz quienes nos provocaron a leer a Albert Camus y en aquellos meses al conocerlo no paramos de incursionar en la aventura maravillosa por sus libros. Nos apasionamos de entrada inclusive con sus compañeros de militancia en el existencialismo y nos detuvimos en la famosa polémica entre Marlau Ponty y Albert Camus que pronto fue traducida al aparecer la revista Los tiempos modernos, pero cuyos apartes principales traducían Hugo o Roberto en voz alta en medio del ruido de los cafetines.
Camus significó desde entonces una oportunidad luminosa que nos conducía a la reflexión por encima de lo chato de la cotidianidad llevándonos a las profundidades del ser y el estar, no dejando ocasión muchas veces sino para el pesimismo, ante todo porque rompía con los conceptos de un mundo preestablecido al que era necesario cuestionar.
Por: AGUSTIN RICARDO ANGARITA LEZAMA
He defendido en múltiples escenarios que no se nace humano sino que lo humano es una construcción social. Esa construcción tiene que ver con la educación, con la socialización que desde la casa, las aulas, el trabajo y la vida cotidiana se recibe todos los días. No obstante, se estrella uno con situaciones que ponen a pensar si realmente la educación que recibimos nos forma y humaniza.
Hace unos días, al salir de un hospital, fueron capturados varios empleados mientras se sustraían medicamentos de ese ente de salud. Se sospechaba que se habría constituido una red interna para robarse la droga de los enfermos hospitalizados y venderla a menor precio en algunas droguerías de la ciudad.Como estos contratistas fueron capturados en flagrancia se procedió a cancelar sus respectivos vínculos laborales legales. Uno de los implicados decidió contarles a las autoridades los pormenores de la cadena delictiva. Más de cincuenta personas resultaron desvinculadas…
¡HASTA AHÍ LLEGÓ LA DICHA!
Por: Alberto Bejarano Ávila
Por fin lo entendieron, eso pensé al ojear este título en el diario local: “Festival folclórico necesita renovarse para seguir en alza”, y mi júbilo creció cuando leí el primer párrafo: “llegó la hora de que la Corporación haga cambios para darle nuevo “aire” a las festividades de San Juan y San Pedro en Ibagué”. Quise saber más de la buena nueva, pero hasta ahí llegó la dicha porque el meollo de la nota sólo hablaba de variar recorridos, modificar tiempos entre elección de reinas y otras cositas accesorias y claro, vino la congoja y la autorecriminación, ¿acaso debería esperar algo más que formulismos en mi querido terruño? ¿Acaso desconocía que acá se practicaba el artificio retorico-intencional que denuncio un lampedusano: “que todo cambie para que todo siga igual”?
La chispa de mi delirante y fugaz júbilo surgió por mi torpeza de juzgar que los dirigentes ahora si reconocían que el tolimense debía tener conocimiento del origen de la festividad, sobre su significado histórico, mítico y cultural y, por ende, saber por qué y qué celebra en junio, pues no por simbólico e histórico el festival deja de tener efectos sociales económicos y políticos y ser ocasión propicia para afirmar la identidad y la cohesión social. El festival sin significados y razones no alimenta el espíritu tolimensista, no es referente raizal, no es imán turístico y si corre el riesgo de convertirse en alicaído jolgorio etílico y, para el “vitrinero”, la oportunidad que pintan calva.
Por: AGUSTIN ANGARITA LEZAMA
La corrupción es quizá el problema más grave que aqueja nuestra sociedad. Claro está que no es un problema exclusivamente nacional. De ninguna manera. Es un problema mundial, que carcome hasta las sociedades más desarrolladas y civilizadas. Pero limitarnos a decir esto es consuelo de tontos. La corrupción inicia en la no interiorización y asimilación de la ley. En unos casos porque la ley es injusta o favorecedora de intereses particulares; o porque preferimos la subcultura de la viveza en la que la ley es “para los de ruana” o para los giles, o porque hay que aprovechar el “cuarto de hora”. Además, nos encantan los atajos, privilegios y ventajas exclusivas. Y como nuestro verdadero dios es el dinero, hay que rendirle culto permanente.
Luchar contra la corrupción es, entonces, una tarea muy difícil. Casi imposible de erradicar. Me recuerda lo que decía el ex presidente Julio Cesar Turbay, que la corrupción había que mantenerla en sus justas proporciones, evitar que se desborde pero muy complicado acabarla. Para combatirla se necesita la voluntad de todos no de tres o cuatro.
¿Que lleva a que una monja convencida se case con un francés ateo? Es parte de lo que se cuenta en la reciente novela El beso del francés de Carlos Orlando Pardo que será traducida a varios idiomas. Pero más allá, ¿cuál es la épica aventura de un puñado de colonizadores antioqueños que huyendo del hambre en su tierra dieron lugar a la creación de más de un centenar de municipios colombianos? Toda esa variopinta sucesión de  hechos notables en el siglo XIX está en esta novela de un autor sobre el que García Márquez escribió era el “campeón de las doce líneas” cuando ganara el concurso nacional de minicuento que el diario El Tiempo hiciera en 1980.

No se trata de un autor improvisado sino de un veterano del oficio de escribir. Carlos Orlando Pardo nació en el Líbano, Tolima. Novelista, ensayista, compositor, autor de varios libros antológicos, editor, periodista cultural e investigador con numerosos libros publicados, entre ellos las novelas Lolita Golondrinas, Cartas sobre la mesa, La puerta abierta y Verónica resucitada. Se registran igualmente sus libros de cuentos Las primeras palabras en coautoría con su hermano Jorge Eliécer, Los lugares comunes, La muchacha del violín, El invisible país de los pigmeos, El último sueño, El día menos pensado, Un cigarrillo al frente y El gran vuelo. Reunió su trabajo en el  volumen Obra Literaria de 1972 a 1997 en este año. Otros libros suyos son El proceso creativo, Palabras y sueños, Los adelantados, Novelistas del Tolima Siglo XX, Narrativa e historia en el Tolima, Los últimos días de Armero, Hazañas del Tolima, Diccionario de autores tolimenses. Dirigió y es coautor del Manual de historia del Tolima, Protagonistas del Tolima Siglo XX y de la enciclopedia multimedia Tolima Total. Ha ganado varios premios nacionales y está incluido en diversas antologías. Traducido al francés, inglés y serbocroata

Los grandes ejes temáticos que transcurren en esta novela, se mecen con marcada tensión entre la persecución y la muerte, las guerras y la lucha por la tierra, los enfrentamientos por las ideas y la búsqueda persistente de un paraíso donde viva la paz. Una monja que huye del destierro al que la confina el presidente Mosquera, un arquitecto francés que llega a la construcción del Capitolio huyendo de las posibles catástrofes después de la caída de Napoleón y un colono que funda pueblos y al que le cobran sus creencias con el asesinato, son los protagonistas de la nueva novela de Carlos Orlando Pardo.

Mercedes González, Desirè Angee y el general Isidro Parra cruzan sus destinos al calor de las guerras del siglo XIX. La monja vestida de civil  enfrenta la más terrible de sus batallas que era consigo misma tambaleante entre la castidad y el placer, el infierno anunciado por violar sus creencias y el cielo que le ofrecía la circunstancia de descubrir su cuerpo y sus sentidos. Precisamente el ciudadano francés ateo Desirè Angee encarna su tentación y su tortura, su salvación y su nunca antes soñado estado de la libertad y el amor. El general Isidro Parra, liberal íntegro, encarnó el variopinto ejercicio de espiritista, empresario, minero, traductor, educador, pionero de la industria del café, guerrero de atinados aciertos y estratega, agricultor enamorado de su oficio, fundador de un pueblo próspero y culto y en esencia, el de un humanista. Se trata de un retrato íntimo y apasionante alrededor de seres excepcionales.
Por Hugo Neira Sanchez
En la reunión para reafirmar y comprometer a las fuerzas políticas y privadas del Tolima en el desarrollo de la visión del Tolima al 2025, se  plasmó que la educación, la ciencia y la tecnología se constituyen en el principal motor para este plan, a la hora de la verdad, actualmente  es todo lo contrario actualmente es la "Cenicienta“del Plan.  Realmente no se está realizando esas intenciones y, parecer ser otra reunión, donde se habla y se habla y surgen personajes que solo sacan “pecho” y,  no son realmente ejecutivos, para sacar a nuestra querida Tolima, que la han llevado a su postración tantos políticos y privados, que como estas inútiles reuniones de “amigos” y en donde solo se expresa su bla, bla..y de aquello que necesitamos nada.
Recientemente una columna en la revista “Dinero” titulaba “dime de qué colegio eres…” es  una crítica a la polarización actual de nuestra desigual sociedad, publica también un ranking anual que provee información a padres sobre los puntajes en la prueba SABER 11,  que ayuda a alimentar ese gusto por la exclusividad. No obstante, mantener la calidad de la prueba utilizada para el ranking y,  responder a las necesidades del concepto de calidad educativa,  es un reto al cual se enfrenta diariamente el ICFES.  . Obtener un alto puntaje se ha vuelto un fin, con consecuencias económicas claras. Los colegios lo saben y actúan también en función de ello. Ello ha llevado a que rectores, instituciones de capacitación “preicfes”  y, padres de sus estrategias lo hacen en función de maximizar el puntaje en la prueba. Esto puede llevar a lo que se conoce como “inflación de puntajes” y se descuide el desempeño relativo de los mismos estudiantes.
     Las instituciones tolimenses que brillaron en el ámbito nacional como los colegios:Isidro Parra (Líbano) y San Simón (Ibagué), le debe dar vergüenza a sus dirigentes, el puesto actual entre los 12.618 colegios del país:
Por: Alberto Bejarano Ávila
Como en inefable día de estío, en mi región Pijao no se mueven ni las hojas de los árboles. Con excepciones no siempre en pro del interés tolimense, es el ruido mediático aupado por el protagonismo el que altera los sentidos para producir sensación de dinámica y avance cuando en verdad todo está quieto, todo sigue igual o tal vez mutando a peor. La rancia retórica dice que vamos bien, la realidad muestra que vamos mal y sólo el espíritu autocritico y abierto al debate podría esclarecer nuestra percepción de la realidad e inaugurar nuevos paradigmas que den sentido al quehacer diario y corrijan el error de juicio del líder, gobernante y vecino que de buena fe cree que nuestro destino cambiará sin proyecto político de región, sólo por la inercia, las declaraciones públicas y la ejecución de presupuestos cada vez más empobrecidos.

Prueba del trivial influjo del viejo paradigma del hacer por hacer es la creación del día del Tapa Roja por parte de la “Duma” Departamental, otro más de tantos ingenuos días del no sé qué instituidos para socorrer propósitos loables pero que, en este caso, no salvará a la licorera tolimense que tendrá que sufrir decadencia hasta el día en que un “iluminado” propondrá su venta al aguardentero foráneo. Árido es un día del no sé qué cuando nace del oportunismo y el efectismo; fructífero si germina de identidad, claridad ideológica, visión de futuro sistémica y sincrónica, ideas autonómicas, estrategias de largo plazo y planes de desarrollo endógeno.
PUBLICACIÓN SOBRE NOVELA DE CARLOS ORLANDO PARDO
HACER CLIC SOBRE LA IMAGEN PARA VERLA EN SU TAMAÑO REAL

Artículo para el 7 de julio de 2013
¡BASTA YA DE INFAMIAS!
De JORGE ARANGO MEJÍA
“Afirmo que esto es un crimen más, un crimen que subleva la conciencia universal…
“Tal es la verdad, señor Presidente, verdad tan espantosa, que no dudo quede como una mancha en vuestro gobierno. Supongo que no tengáis ningún poder en este asunto, que seáis un prisionero de la Constitución y de la gente que os rodea; pero tenéis un deber de hombre en el cual meditaréis, cumpliéndolo, sin duda, honradamente. No creáis que desespero del triunfo; lo repito con una certeza que no permite la menor vacilación; la verdad avanza y nadie podrá contenerla.
“Hasta hoy no principia el proceso, pues aún no han quedado deslindadas las posiciones de cada uno; a un lado los culpables, que no quieren la luz; al otro los justicieros que daremos la vida porque la luz se haga. Cuanto más duramente se oprime la verdad, más fuerza toma, y la explosión será terrible.” (“YO ACUSO”, Emilio Zolá).
Antes de asumir la defensa de Alberto Santofimio ante la Corte Internacional de Derechos Humanos de San José, publiqué en esta columna una frase de esta carta formidable. Hoy publico otra. No para defenderlo, pues convencido estoy de que ese  tribunal deshará la bellaquería hecha por la administración de injusticia de Colombia; sino para señalar los responsables de ella. Veamos quiénes son.
Los primeros, todos los cobardes que presencian esta infamia y, pudiendo, no la denuncian.
Además, los hijos de Galán, a quienes esa condición no convierte en mejores colombianos ni confiere mayores derechos. No contentos con haber vivido del Estado, y recibido del Liberalismo (otrora nuestro gran partido) honores que por sus méritos jamás habrían ganado; quieren saciar una insana sed de venganza, estúpida aun si fuera fundada, pero monstruosa cuando se ejerce contra un inocente de la muerte de su padre, como Santofimio.
Por Luis Eduardo Chamorro Rodríguez
En la vereda San Pedro del municipio de Dolores, al suroriente del Departamento, funciona una institución educativa que ofrece educación desde el nivel  preescolar hasta el grado 11 de bachillerato a 234 estudiantes y 14 docentes. Bien puede ser el ejemplo de las condiciones en que se ofrece la educación en las zonas rurales de Colombia.
Lo positivo es que la oferta de educación secundaria y media haya llegado hasta esta vereda ubicada en la cordillera oriental, a 25 kilómetros de la cabera municipal, con vías de acceso en regular estado , que obliga a un recorrido de hora y media en vehículo, generalmente una moto que el  docente debe adquirir con su salario.
LAS DENUNCIAS DE LOS COLOMBIANOS
Julio 8 de 2013.
Por: Javier Ramiro Devia Arias.
La Fiscalía General de la Nación nos ha anunciado la creación de un mecanismo de  priorización de los delitos, para no  investigar  delito por delito, sino hacer un análisis de conjunto, de contexto, sobre la forma de criminalidad en la que se enmarca ese delito individual.
Las intervenciones que hemos escuchado o leído sobre el cambio de la metodología para adelantar las investigaciones  a cargo de la entidad,en mi modesto concepto, parten de una premisa equivocada: que toda la criminalidad en Colombia es “organizada”,  y  por ello se proponen, según sus propias palabras que “en vez de capturar al raponero, detener a toda la banda organizada”. Cómo se alegrarán con este método de persecución criminal, aquellos a quienes les gusta delinquir “solos”  ejerciendocon lujo de detalles el individualismo que prevalece en la cultura colombiana, tendencia a la cual  no pueden  ser ajenos los amigos de lo ajeno, pues su captura y enjuiciamiento ya no será de interés para el organismo investigador.
No es la primera vez que nuestro aparato judicial acude a sofisticadas teorías o experimentos con modelos foráneos, para evadir la responsabilidad en el aumento de la criminalidad y lo que es más grave, por la débil reacción frente a ella y los precarios resultados en las sanciones que espera la sociedad.
Otra estrategia de autoprotección del sistema,  ha consistido en declarar de lesa humanidad los delitos que no lo son, con el único objetivo de volver imprescriptible lo que no lo es, enmascarando la incapacidad del Estado para investigar y juzgar oportunamente,permitiéndole de esta manera investigar indefinidamente,para que atoda costa y algún día, dependiendo de la coyuntura, se pueda  condenar a alguien, dando la   sensación de una eficacia de la justicia  que en realidad es inexistente. Y ni mencionar otros tipos de procesos emblemáticos de apariencia de justicia.
Tal vez, por estas y otras razones, nuestra justicia se ha convertido en un espectáculo, en donde se notifican sus decisiones a través de la prensa y las diligencias judiciales  se convierten en un verdadero “Reality”, con una  audiencia o sintonía que despierta la envidia de las grandes cadenas televisivas. Se trata de mostrar que si se está actuando, pero en casos “sensibles” a las grandes masas.Con la nueva metodología de investigación de los delitos en Colombia, el ciudadano del común, inerme y desesperanzado, tendrá que esperar  a que el robo de su humilde propiedad  o cualquier ofensa a un bien jurídicamente tutelado, haya sido cometido por una banda organizada, o que los investigadores en sus informes  estructuren artificialmente una banda criminal, para que despierte el interés del monstruoso aparato en que se ha convertido la Fiscalía General de la Nación. Cuantos raponeros veremos presentados públicamente como  miembros de peligrosas bandas criminales o cuantos verdaderos criminales veremos libres por la decisión de quienestendrán  la facultad de priorizar  y decidir sobre los delitos que merezcan persecución. Tremenda responsabilidad en manos de pocos y riesgoso poder el que se quiere construir.
Quienes intervinimos en el diseño y aprobación del nuevo sistema penal acusatorio, fuimos conscientes del gran reto en su implementación. Especial celo se tuvo en cuanto al principio de oportunidad, estableciéndolo plenamente reglado para evitar la discrecionalidad tan dañina en estos menesteres. No obstante, en el caso personal, veo con asombro hacia donde se quiere conducir el sistema. Precisamente, una de las primeras críticas a este sistema fue  la ineficacia frente a la gran criminalidad y sus buenos y escasos  resultados solo para los casos de flagrancia y delitos menores, argumento que  se ha ido desvaneciendo con los resultados del sistema, por ejemplo, en grandes escándalos de corrupción. Es innegable que ese sistema penal requiere de ajustes, producto de la experiencia de todos los actores del mismo, pero ahora la ecuación se quiere invertirbruscamente  a confines opuestos y desconocidos,y no se ha explicado en detalle cómo se va a enfrentar la pequeña criminalidad , que sin duda es la que más a menudo y directamente  afecta el diario vivir del colombiano, con el grave riesgo de dejar en el desierto de la impunidad muchas acciones que, aunque no merezcan una entrevista en los grandes medios de comunicación de quienes  se deleitan con la espectacularidad, la renuncia a ejercer la acción penalrespecto de ellas , puede constituir el eslabón que falta para una rabia colectiva, de esas que están de moda en el mundo.

El actual Fiscal General es capaz y conoce como pocos el tema; además, ha sido valeroso al reconocer errores de la misma entidad. No obstante creo que  vamos camino a la aceptación expresa y oficial de la incapacidad estatal para perseguir y sancionar todos  los delitos, tal vez, también como mecanismo absurdo para salir del entuerto del hacinamiento carcelario,   o simplemente ha faltado mayor información acerca del alcance , finalidad , límites y controles  para la nueva metodología en la investigación criminal de nuestro país. Habrá que esperar; mientras tanto, es incierto para loshumildes colombianos, lo que va a pasar con lo que la fiscalía considera pequeñas denuncias, esas que  según los funcionarios, se dan porque en Colombia“estamos acostumbrados a denunciar todo”. Que tal .¡
Por: AGUSTIN ANGARITA LEZAMA
En la antigua Grecia el concepto de lo privado no era bien visto. Para los griegos lo más importante era la vida pública, lo privado se reducía a lo íntimo, a lo de poca monta y de escaso interés.
Con el advenimiento de la modernidad, poco a poco la vida privada gana un espacio que no tenía. Por decirlo de alguna manera, la vida privada, como las quinceañeras, hace su presentación en sociedad. Desde ese momento lo social queda dividido en dos: lo público o lo de todos, y loprivado o lo individual. Fue una ganancia para la sociedad, porque dedicarse a asuntos particulares o privados dejó de ser visto como un tema peyorativo y de mal gusto social.
El tema de lo privado ha continuado ganando terreno hasta el punto que ya hace parte de los derechos del individuo, de los derechos humanos fundamentales. La intimidad y la privacidad son un derecho sagrado, por lo tanto vedados a cualquier intrusión por parte del estado o de otros individuos. Más de un artículo de nuestra constitución política reconoce la importancia de preservar el fuero de lo privado y de lo íntimo.
El Estado es un ente creado para el servicio de los ciudadanos. Su esencia y naturaleza es servir a sus asociados. Con el paso del tiempo, el Estado ha ido ganando cierta autonomía y por razones de confianza y tranquilidad resulta, paradójicamente, más importante la seguridad del Estado que la de los mismos ciudadanos. La creación, que es un ente abstracto e inmaterial, se asume más importante que sus creadores, que son reales, sensibles, razón de ser de la existencia del Estado. Una monstruosidad.
Esta degeneración trata de convencer a los ciudadanos que pierdan lo ganado con su privacidad y mundo íntimo, para permitir que el Estado, que debería ser la expresión de lo público, indague sin cortapisas en los asuntos privados. Es como sostener que para preservar la libertad se ofrece la seguridad de una cárcel. El Estado argumenta que para que la sociedad sea segura él debe meter sus narizotas en las llamadas telefónicas, cartas, correos electrónicos y todo tipo de comunicaciones.
No faltará el despistado que diga que el que no tiene nada que ocultar no debería preocuparse. Esto es falso. Si fuera cierto las personas no bajarían la voz, para ser privados, cuando un ser amado las llama por celular. No conozco a nadie que quiera pedir favores, por ejemplo sexuales, a gritos en la plaza pública porque el que nada debe nada teme. Una cosa es la lucha contra la corrupción, las mafias y el bandidaje y otra querer desaparecer de tajo la intimidad de las personas. La privacidad es un derecho de la persona que hay que defender y exigir que se respete sin ninguna condición.
Fueron muchas las fechoría que desde el Estado se fraguaron contra la intimidad y la privacidad de centenares de ciudadanos, en las famosas chuzadas del DAS, dizque para garantizar la seguridad del Estado. Se quiere construir un Estado seguro haciendo inseguros a los ciudadanos. Con este argumento se persiguió a opositores y se metió en cintura a muchos inconformes.

Hay que rechazar sin desmayo la intromisión del Estado en la vida privada, un derecho fundamental de las personas.