PERIÓDICO EL PÚBLICO

Por: Hugo Neira Sánchez

   El apagón de Barranquilla sucedido hace unos días, no puede pasar desapercibido por Ibagué. Cuando llego el sector privado a manejar el servicio eléctrico en la Costa, no había ninguno que no elogiara la llegada como lo hicieron cuando llegaron los nuevos dueños de EnerTolima.
   Pero poco a poco se dieron cuenta los usuarios,  que todo lo que “brilla no es Oro” y sus consecuencias fue el apagón sucedido hace unos  días en Barranquilla donde por algunos días quedo sin energía un gran sector de la ciudad perjudicando todos los sectores económicos y residenciales.    
    Irónicamente como pasa en el país y por eso  son tantas protestas, el flamante Ministro de Energía, disque un experto en estos menesteres, en lugar de sancionar por su ineficiencia administrativa y técnica a la Empresa, lo va  hacer como lo expreso por la prensa castigar a los usuarios, sub
iendo las tarifas, con el pretexto de que el uso de las plantas térmicas, ha encarecido el costo de generación y distribución, por la llegad del “niño” sin haber llegado  y esto lo amerita. Como se dice; los errores de los padres los pagan los hijos, aquí los errores de los que capitalizan a costilla de los usuarios, los pagan los usuarios.
Por: Alberto Bejarano Ávila

“El mismo perro con distinto collar”, así diferenciaría privatizar de tercerizar y además diría que la astucia neoliberal, la ingenuidad y la venalidad de algunos burócratas oficiales son infinitas, como infinita es la estupidez humana (así falló Einstein). Para saquear bienes públicos y/o facilitar la coima, el neoliberal, el ingenuo y el venal, “todos a una como Fuenteovejuna”, propagan fulleras tesis adobadas con eufemismos desarrollistas: que sólo la gestión privada es eficaz, que no existe capital de inversión, que es buen negocio vender o ceder al privado la explotación del bien público (el de todos nosotros). Así es como logran enajenar las pródigas heredades colectivas, malversar las arcas de las empresas públicas y escamotearle oportunidades a los propios.

La riqueza privada es derecho genuino, nadie lo duda, pero pierde legitimidad si resulta, entre otros orígenes espurios, del despojo injusto e indebido del vital y sagrado bien comunitario. Fue con la nociva práctica de privatizar y tercerizar lo público como la Colombia centralista ahondó las vergonzosas desigualdades sociales y territoriales que hoy lidera en América Latina.
Detrás de mi novela Así es la vida amor mío
Benhur Sánchez Suárez
Todas las búsquedas que he hecho en mi vida para compartir con mis contemporáneos la cotidianidad que me impresiona me llevó, por los vericuetos de la investigación, inevitablemente a la Historia. Y así como descubrí que la vida cotidiana se falsea o se distorsiona en la mirada de cada cual, la historia oficial también está plagada de ausencias, desconocimientos, falsos paradigmas y personajes mentirosos.
Basta un poco de curiosidad para husmear en documentos y archivos y encontrar la otra historia o, como se dice vulgarmente, descubrir lo que no está escrito para inventar lo que hace falta a punta de imaginación, creatividad y valentía.
Eso me pasó con esta novela. Desde muy niño oí a Serafín Sánchez Vargas, mi padre, hablar de Reynaldo Matiz y de su sacrificio. Su admiración y su afinidad eran políticas. Sin embargo, muy fragmentado era su recuerdo sobre este héroe regional y era también muy poco el acervo bibliográfico del cual podía disponer para conocer esa vida y ese sacrificio. Presentía que mi padre lo engrandecía más de lo debido y tal vez por eso me sentía impedido para escribir semejante historia.
Sólo hasta 1990, cuando Jonathan de la Sierra (seudónimo de Jorge Alirio Ríos, periodista y escritor tolimense, de Chaparral, radicado en Neiva) publicó una biografía de Reynaldo Matiz bajo el título de “El Fusilado de Tibacuy”, volví a vibrar con el tema y a querer saldar la deuda con mi padre en honor a su recuerdo.
Por: Carlos Orlando Pardo
Entre el silencio y el llanto de quienes tanto la amamos, vi partir el carro fúnebre que llevaba el cuerpo de nuestra amiga entrañable hacia los jardines de paz. Terminaba su ciclo en la tierra que jamás fue en vano y nos dejaba el calor de su entusiasmo y la suma de no pocos hermosos recuerdos. La evoco ahora cuando la conocí hace 45 años y estábamos todos tan jóvenes como nuestros sueños. Se trataba de la estrella fulgurante y principal de la obra La orgía, de Enrique Buenaventura que llevó a su grupo de teatro el fogoso director Antonio Camacho Rugeles. Ya casi todos los actores de entonces están muertos y casi todos los escritores que comenzábamos, unos más avanzados que otros como los inolvidables Roberto y Hugo Ruiz y por ahora enfermos en tránsito final del poeta Vìctor Hugo Triana. Por eso ahora que Maria Victoria Doza se detuvo en las profundidades del último sueño para alcanzar descanso merecido, no deja el pensamiento y la mitad del corazón en estacionarse conmovido ante tantos caminos conllevados a lo largo de la existencia. Lo hicimos desde nuestra primera juventud junto a su esposo, el poeta y periodista Víctor Hugo Triana y mi hermano Jorge Eliécer. Eran los años setenta del siglo pasado donde nos hermanaba la poesía, el cine, el teatro, la literatura, la radio y los periódicos.  Disfrutamos admirando su poesía secreta entonces, su estelar actuación en las obras que montaba para teatro Antonio Camacho Rugeles y ante todo su voz inolvidable y dulce en los programas radiales que dirigió de manera ejemplar. Su larga carrera en las emisoras de la ciudad convirtieron sus tonalidades e informaciones deliciosas en una compañía indispensable para sus innumerables oyentes, así como fueron oportunas su eficacia en la secretaría de extensión cultural de la Universidad del Tolima, dirigida entonces por el legendario escritor Eutiquio Leal o la de prensa en el Instituto Tolimense de Cultura donde tuve el orgullo de su compañía. Jamás se le vio derrotada ni en los momentos más difíciles y desde sus ojos brilló continua la esperanza. Creía en la literatura y el arte y en un mejor país por lo que luchó a su manera.  Los años de confraternidad se mantuvieron intactos en un camino largo de más de cuatro décadas y es imperativo reconstruir algunos de los capítulos de su historia. Había nacido en Ibagué en 1952 y se graduó en el Liceo Gregg. Fue socia fundadora de la Casa Popular de la Cultura, radio-actriz participante en festivales nacionales e internacionales de teatro y trabajadora más que destacada de la cultura. Como si el tiempo se mordiera la cola, terminó actuando y leyendo obras en la casa Antonio Camacho que tan bien dirige Gloria, su hermana soñadora. Fue tímida respecto a publicaciones suyas pero que aparecieron en antologías poéticas y revistas literarias, habiendo dejado inéditos un libro de cuentos y su libro de poemas titulado Juegos interiores. Algunos de sus muchos amigos nos reunimos a despedirla y a sentir que las oraciones de los de su iglesia ayudaban a una paz interior que nos permitieron un consuelo. Sabemos que su nombre y su trabajo permanecerán en la memoria de quienes recibimos sus acciones y que seguirá su ejemplo como una bandera victoriosa. Paz en la tumba de la amiga y en la locutora y poeta que se despidió discretamente para terminar con su dolor y alcanzar, como se lo merece, la felicidad de la eternidad.
Por: Carlos Orlando Pardo
Siete años después de su muerte, la Universidad Distrital publica para esta Feria Internacional del libro en Bogotá, la novela póstuma del escritor tolimense y universal, Hugo Ruiz Rojas. Con 984 páginas, quien había nacido en Ibagué en 1941 y murió en la misma ciudad en el 2007, resurge de sus cenizas triunfalmente. Para la nota de contratapa que sale inexplicablemente sin mi firma y recortada por razones de edición comprensibles, escribí que Los días en blanco, primera extensa parte de una trilogía que conformó el proyecto denominado Balada muerta de los soldados de antaño, es la  obra mayor de Hugo Ruiz no sólo por la búsqueda de totalización de un mundo, sino por la cuidadosa estructura y el perfil perfectamente delineado de su historia. Y qué mejor para definirla que el epígrafe de Horacio que menciona un siglo pestilente que todo lo corrompe y que refiere la perversidad de la edad de los padres y peor la de los hijos que engendrarán una progenie más corrompida. Porque de muchas maneras, entre las virtudes y los defectos de sus protagonistas, lo que sobresale es la miseria y el fracaso interior como si todos estuvieran condenados irremediablemente a la derrota. La novela tiene tres planos cuyos bloques intercalados van desde el correspondiente al espacio rural -sólo este fragmento alcanzó el Premio Nacional de Novela Ciudad de Pereira-, y la que nos remite a los acontecimientos de lo urbano, entre cuyas dos voces narrativas surge una tercera irregular que complementa el universo de lo que no puede ser contado o sabido en las que se mencionan. Se trata de los aconteceres de una saga familiar y el medio que le rodea, donde todo irá entretejiéndose para dar una visión del mundo entre las costumbres, pensamientos, medio histórico y manera de actuar de personajes que cubren más o menos el siglo XX. Es este un viaje terrible por el ser, un viaje hacia el infierno. Pareciera que las batallas emprendidas tuvieran sólo la salida del fracaso y la destrucción, pero surge airosa la novela que por decir lo que dice y por hacerlo como lo hace, es la única triunfadora sobre el lodo de la miseria que descubrimos y nos confirma cómo, la voz de este escritor, es una de las pocas realmente memorables en la literatura colombiana.
Los días en blanco  es el resultado de un trabajo minucioso y paciente a lo largo de más de veinte años, en los que, naturalmente, el autor tuvo pausas como para escribir ensayos, cuentos, hacer investigaciones, cumplir con viajes al exterior, vivir allí  o dirigir revistas y durante los últimos años el Taller Literario de la Universidad del Tolima. En la subrayada aquí como parte rural, arrancan los sucesos apenas concluida la guerra de los mil días en Colombia y terminan en la madrugada siguiente al nueve de abril de 1948, cuando es asesinado el dirigente liberal Jorge Eliécer Gaitán. La parte urbana, donde el protagonista es un periodista y escritor, es la historia de un día de embriaguez entre el treinta  y el treinta y uno de diciembre de 1999 con las naturales referencias a su pasado y a su presente, donde queda el interrogante final de si tiene o no una enfermedad, el cáncer, que podría llevarlo a la muerte. El espacio en el que se mueven los protagonistas está entre Ibagué, Bogotá y Cartagena. La primera sólo se nombra una vez en la novela y la historia ha de mostrarnos el periplo de Clodomiro, con toda la carga de sus defectos bajo presupuestos patriarcales de lo cual es un resultado y con las naturales virtudes de un ser que se mueve entre contradicciones.

“La cultura, como la literatura, dijo, es como un perro rabioso que va por la calle mordiendo a quien se le de la gana sin pedirle permiso a nadie.”
Carlos Orlando Pardo

Hace ya 19 años, para octubre 26, cuando Gabriel García Márquez estuvo en Ibagué, tenía tan sólo 68 primaveras. Llegó al hotel Ambalá invitado por Jorge Alí Triana que rodaba algunas escenas para la película Edipo alcalde, basados en su historia. Se cumplieron en la legendaria hacienda de el Vergel. Allí pudimos verlo mediante una cita concertada y disfrutar el conversar con él por varias horas mientras rendíamos, sólo para los dos, una gran botella de whisky de etiqueta negra servida por un mesero alto de corbatín que atendía diligente el llamado. Era la V de la victoria en apariencia pero se trataba de los dos amarillos para darle sabor a la entrevista. Ahora, cuando ha cumplido su cita con la muerte en medio del registro de pesar en el mundo, evocamos aquellos memorables momentos, desde las nueve de la mañana, inclusive hasta las cuatro de la tarde cuando ya permitió la entrada de algunas personas, entre ellas mi esposa, una adoradora de su obra, Augusto Trujillo Muñoz y Arnulfo Sánchez López, saliendo al rato para consentir, preguntándome primero quién era, un par de preguntas al sacerdote Javier Arango que con cámara de reportaje se desplazó a esperar con paciencia de monje antiguo el instante privilegiado, lo mismo que personas jóvenes y viejas que corrieron a agotar algunos de sus libros para alcanzar una firma en la primera página y hasta goterear inmortalidad con fotos de ocasión.  Durante aquella larga jornada donde me sentía transportado al igual que los católicos sectarios viendo al Papa, la conversación se extendió desde los lejanos años cuando lo había conocido, la dedicatoria que me hizo en la primera página de Cien años de soledad al obtener el Premio Nacional de Minicuento donde él era jurado junto a Daniel Samper, Enrique Santos Molano y Nicolás Suescún en 1982 y las escenas de otros momentos donde pude estar cerca recibiendo resplandores de su grandeza merecida. Como era natural, nuestra charla versó sobre literatura y era más lo que preguntaba que lo que decía, hasta que llegó el momento de mis interrogantes para escucharlo embelesado. Parte de aquella entrevista la escribí entonces para el suplemento literario Voces, de Tolima 7 días que dirigía.
Por: AGUSTIN ANGARITA LEZAMA
Michel Foucault, filósofo francés, dentro de los temas que trató, destaca el de la microfísica del poder. Pensaba que el poder no es algo material que se transmite y se ejerce. Sino que está inmerso en las relaciones entre las personas. Y que nace desde abajo, desde la relación más simple y mediada por su estrecha vinculación con el saber.
Esta microfísica se hace evidente cuando un ciudadano cualquiera se enfrenta con la burocracia. Suceden entonces, hechos que dan grima. Como el caso del simulacro de evacuación en caso de desastres en un centro comercial, se requería la presencia de los bomberos. Ellos llegaron y se acomodaron en el parqueadero del establecimiento para actuar cuando se los necesitara. Todo funcionó a las maravillas. Salvo cuando los bomberos fueron a retirarse alegres por la labor cumplida, y los funcionarios del parqueadero exigieron el pago respectivo. No valieron explicaciones, que ellos habían sido llamados para colaborar en un simulacro, el funcionario, impertérrito, exigía el pago del parqueo. Y los bomberos no tenían con qué pagar…
Por: Carlos Orlando Pardo

Cuando Jorge Alí Triana me confirmó por teléfono que el escritor me recibiría a las nueve de la mañana del otro día, un escalofrío recorrió mi cuerpo como si recibiera la mejor descarga de toda mi existencia. Caminé de un lado a otro del apartamento antes de contarlo a mi mujer con la voz invadida de emociones. No fue fácil dormir a pesar de mi repaso para hacerlo cuando en vez de ovejas conté todos y cada uno de sus libros hasta que estuve en el callejón mágico del ensueño con los ojos cerrados y las manos vueltas puños. Fue temprano en la mañana de hace 19 años que tuve la sensación de no haber dormido nada, puesto que aquella noche gloriosa conversé con García Márquez durante toda la noche sin parar, mientras apurábamos unos whiskies y soltábamos carcajadas como un par de adolescentes desprevenidos y asombrados ante no se qué sumatoria de maravillas. 
Dedicatoria de Gabriel García Márquez
A pesar de los retenes y la policía que acordonaba la no interrupción de ningún extraño al equipo de la película, el carro que preciso estrenaba aquel día y hasta iba sin placas y el aviso de libre tránsito, rodó sin que nadie se atreviera a detenerlo. Sentí que demasiados ojos cayeron sobre mi cuando abrí la puerta y una mujer joven que había sido mi alumna, me dijo que estaba esperándome y ya había preguntado por mi ante su manía de la puntualidad. Ella había terminado de asistente de guión en el largo metraje que rodaban sobre Edipo Alcalde y que Jorge Alí Triana, su director, había escogido entre sus escenarios la hacienda de El Vergel en Ibagué. Caminamos hasta la parte interior de la casa y al fondo lo vi como si alguien gigantesco estuviese parado iluminando el paisaje. Estiré la mano aunque hubiese querido abrazarlo, pero no podía darme el lujo de las zalamerías con quien las condenaba y mucho menos dármelas de confianzudo ante el honor que me hizo de recibirme sin ánimo de entrevistas que siempre detestó, sino para conversar de la vida y la literatura. Cuánto soñamos con Germán Vargas tenerlo en el Tolima, le dije de entrada. Él era bien particular, respondió, se iba a los pueblos más inhóspitos y lejanos a descubrir escritores y darles consejos o llevarles libros. Imaginé que me hablaría de Darío Ortiz Vidales con quien habíamos ido al Chaparral a presentar uno de sus libros o a Alberto Machado Lozano a quien acompañamos a conocer con el crítico norteamericano Raymond Williams al legendario Líbano. Por ejemplo, le digo. Fue uno de los que me descubrió a mi, redondeó para terminar y le hizo señas a un mesero de corbatín que al fondo esperaba su orden mientras en la pequeña mesa había una botella de sello negro, una hielera y tan sólo dos vasos. Cuando el hombre llegó yo había prendido el primer cigarrillo y me hallaba nervioso al igual que estuve en mi adolescencia cuando le hice la declaración de amor a mi primera novia. Brindó conmigo y de una me interrogó al querer despejar dónde era que nos habíamos conocido antes. Le repasé una a una de las cinco circunstancias donde había estado cerca y hasta de la dedicatoria que me hizo en el año 1978 en la primera página de Cien años de soledad como parte del primer premio al concurso nacional de cuento que me ganara en el diario El Tiempo, organizado por Daniel Samper Pizano y del cual fue jurado. No, no fue en ninguna de esas circunstancias, lo dijo con seguridad. Fue en otra momento y recuerdo que hablamos mucho pero no sé tampoco precisarlo. Tras dos horas y media de haber disfrutado de su conversación y donde resulté un reportero reporteado y luego de haber bebido por lo menos seis whiskis, le dije que él podría ser causante de mi divorcio si no me permitía que entrara mi esposa a conocerlo y accedió en medio de sonrisas y preguntar su nombre. También le hablé de mi entrañable amigo Augusto Trujillo a quien había avisado y del periodista Arnulfo Sánchez. Diles que sigan si eso quieres. Ya la tertulia se agrandó durante dos horas más hasta que llamaron al almuerzo y la magia daba lugar al fin. Será en otras notas donde comentaré en detalle de la conversación, pero lo único cierto se descubrió cuando con Jackie, Augusto y Arnulfo nos fuimos al celebrar el encuentro en mi refugio y pude advertir, de manera plena, que lo que el gran García Márquez no pudo explicar de dónde nos habíamos conocido ni yo tampoco, estaba claro con otros tragos más, donde seguía levitando por la gracia de haberlo disfrutado bien y acompañado, al descubrir que, como en un capítulo macondiano, había sido nada menos que en el sueño.
Por: Alberto Bejarano Ávila
Señor Presidente del H. Concejo Municipal, Señor alcalde. En tiempo no lejano y acatando conductos regulares sugerí a ustedes y sus antecesores varias iniciativas sin obtener siquiera acuse de recibo. Ahora, abiertamente, esbozo dos propuestas cuyos objetivos son: crear contrapesos al poder corporativo para que el ciudadano no sea más vulnerable e indefenso “trompo de poner”, aclarar la perspectiva financiera del inmediato futuro de Ibagué y, por efecto colateral, ayudar a enmendar esa aberración del orden del sentido democrático que hace ver como normal que las personas deban velar por el éxito del político y su partido y omite que los políticos y sus partidos son los obligados a velar por el progreso comunitario. Estas iniciativas, en el poco probable evento de ser aceptadas, obviamente tendrían que ser ampliadas y discutidas en escenarios diversos.
Propuesta 1: ASOCIACIÓN DE USUARIOS DE SERVICIOS PÚBLICOS. Es odioso el contraste entre

martina_mussolini_carta_a_maduro_3abr2014Bisnieta de Mussolini envía carta a Maduro: Usted no sabe qué es realmente el fascismo

3 Abril, 2014
ND / María Alejandra Rivas / 3 abr 2014.- La bisnieta de Benito Mussolini, Martina Mussolini envió una carta abierta al presidente Nicolás Maduro donde asegura que éste no sabe qué es realmente el fascismo y lo acusa de ser un “oportunista”.
Mussolini quién vivió su adolescencia en Venezuela afirmó que en el país “ya no hay respeto por la vida y los que deberían garantizar la justicia muy a menudo son los primeros que la traicionan”.A continuación la misiva completa:Mi nombre es Martina Mussolini y mi abuelo Vittorio era el hijo de Benito Mussolini, fundador del fascismo, término que últimamente usted nombra constantemente. He entendido perfectamente, por su manera de comportarse, que no sabe muy bien qué es realmente el fascismo, pero tampoco sabe qué es el comunismo; su oratoria populista sin raíz política, solo oportunista y deseosa de poder, ha llevado a Venezuela en el caos total. 

Por: AGUSTIN ANGARITA LEZAMA
Desde hace varios años he vivido cerca a las organizaciones sindicales. He conocido sus luchas, reivindicaciones, persecuciones, derrotas y victorias. En general creo que se mueven motivadas por el odio de clase. Hay una clase que defender y apoyar, y hay una clase a la que hay que atacar, a la que hay que arrancarle los derechos que les han conculcado, a la que no hay que mendigarle nada sino ganarle en franca lucha cosas para mejorar condiciones de vida.
Las relaciones siempre son vistas como de enemigos, entre contradictores irreconciliables: entre patrones y trabajadores. Y cuidado con tener cercanía con los patrones. Porque es vista como una traición, una genuflexión patronal, con ser una apóstata o un renegado de clase.
Existen íconos famosos como el dirigente sindical Teófilo Forero, oriundo de Natagaima, quien fuera concejal de Bogotá varias veces, diputado de Cundinamarca y asesinado junto a su esposa. Cuenta la leyenda popular que cuando entraba a las negociaciones con los patrones, su cara era casi de piedra, su mirada se clavaba en los contradictores y nunca cedía. Sólo sonreía cuando triunfaba en sus pretensiones. Muchos sindicalistas pretenden emularlo.
Hoy el sindicalismo ha perdido muchos adeptos. Para un grupo de patrones sindicato es sinónimo de complicaciones y dolores de cabeza para su empresa. Para algunos trabajadores el sindicato es una oportunidad para que unos líderes saquen provecho personal y utilidades particulares. Creo que los sindicatos son necesarios y cumplen una valiosa función social. Pero no pueden seguir guiados por los criterios de odio de clase y de luchar hasta las últimas consecuencias, incluso sacrificando las empresas.
Trabajadores y empresarios japoneses, quienes han creado modelos empresariales exitosos, como los de “Justo a tiempo” y “calidad total” en los que ganan ambos, piensan distinto en la manera como operan los sindicatos. Creen que los sindicatos no deben presentar pliegos de peticiones, porque son visiones egoístas de los problemas laborales, en las que si ellos ganan la empresa pierde y viceversa. Piensan que hay que evolucionar a procesos donde ambos ganen. Donde los trabajadores obtengan mayores beneficios y la productividad y ganancias de la empresa mejoren.
La idea es presentar pliegos de ofrecimientos, no de peticiones. Ejemplo. Los trabajadores ofrecen: si la empresa produce mil bultos de producto diario, qué les ofrece la empresa si ellos aumentan su producido a mil doscientos. O qué les ofrece la empresa si los trabajadores de una fábrica de confecciones se comprometen a mejorar la producción en un 10 o 15 por ciento. Esto es muy distinto a los pliegos de peticiones actuales en los que los trabajadores exigen aumentos de salarios, primas extralegales por enfermedad, matrimonio, nacimiento o muerte de un familiar. Prebendas para estudio o descanso. Pero siguen laborando igual y sin mayor compromiso.

Conozco muchos trabajadores que lucharon hasta que se acabó su empresa y hoy deambulan por las calles sin empleo, sin futuro y mascullando un pasado glorioso que no volverá. Considero que hay que fortalecer el sindicalismo, pero de nuevo tipo, de entendimiento, productividad y humanismo. Esto es válido para patrones y trabajadores.

Por: AGUSTIN ANGARITA LEZAMA
Un ex senador, después de pasar varios años en la cárcel, al recuperar la libertad se fue a pasar larga temporada fuera del país. Es posible que allí, sintió la angustia y la orfandad que sufren la mayoría de los que ya no disfrutan del poder. Y urdió una estratagema para retornar a él.
Me imagino que se miró muchas veces al espejo y se dijo: yo soy el salvador del Tolima. Y qué mejor que ser elegido gobernador para hacer de este departamento el sueño que seguramente en sus amargos meses de reclusión pudo crear. Y se puso a la tarea. Experiencia en el asunto tiene. Tanta que la madre de un ex senador recientemente fallecido lo describió con aguda certeza: es un electorero bravo, que conoce a fondo la mecánica de los votos.
ALBERTO BEJARANO AVILA
  Las personas informadas, coherentes y firmes en sus ideas políticas tendrán que coincidir en que la elección congresal del 9M fue vacía y viciada y que cada lunar del politiqueo se hizo más virulento. Vean ustedes: la metamorfosis del sentido político en delirio narcisista se hizo epidemia; entró en apogeo el insano entreguismo de traidores de región a caciques foráneos; argucias y compra de votos “engalanan” el paisaje electoral; la ausencia de ideas y propuestas serias y sustentables es palmaria; no hay clima favorable para que emerja un proyecto político de región; mudez y abulia de las fuerzas vivas son elocuentes. De este nebuloso cuadro solo se puede inferir que vamos de mal en peor, que la legitimidad de casi todo elegido está en entredicho y que solo la abstención y el voto blanco parecen adquirir sentido y ganar su razón de ser.
-38 millones de déficit mensual para funcionamiento
Por Luis Eduardo Chamorro Rodríguez
 “La situación del Conservatorio es crítica, desde el punto de vista del funcionamiento”, es la exclamación que hace el rector encargado del Conservatorio de Música del Tolima, James Enrique Fernández Córdoba, en momentos en que los estudiantes han comenzado a protestar, reclamando el nombramiento de un rector en propiedad y la disminución de los costos de las matrículas. Son protestas que los estudiantes hacen al ritmo de la música con la cual realizan sus procesos de formación musical en los programas de pregrado de Licenciatura en Música y de Maestros de Música.
Por: AGUSTIN ANGARITA LEZAMA
Cuando se habla de derechos humanos se habla de su necesidad. Los derechos humanos son necesarios porque corresponden a toda persona. Y además, al ser inherentes históricamente a la persona humana son irrenunciables. Los derechos humanos son una conquista, que se logró a sangre y dolor, que costaron humillaciones, lágrimas y sacrificios. Estas conquistas permiten que los derechos de las personas tengan un espacio que antes solo era para los deberes y obligaciones. Hoy todos los ciudadanos tienen derechos y obligaciones, antes solo tenían deberes, los derechos eran para unos pocos.
Existe una clasificación de los derechos, que recoge nuestra constitución, es la de derechos fundamentales. Serían algo así como la base, el terreno, los pilares sobre los que se construyen los demás derechos. Otra clasificación es la de las garantías sociales, que involucra los derechos económicos, sociales y culturales. Un derecho fundamental que costó mucho lograrlo es el derecho a elegir y ser elegido, en otras palabras, el derecho al voto.
Llama poderosamente la atención que el derecho a elegir, a votar y participar, que costó tanto sacrificio y que como derecho humano es irrenunciable y necesario, los ciudadanos decidan renunciar a hacer uso de él y se automarginen de la toma de decisiones y permitan que sean otros los que decidan por ellos, sin importarles que las consecuencias también recaerán sobre ellos mismos.
¿Quién es el principal beneficiario con la medida que pretende que los motociclistas usen casco y chaleco reflectivo? ¿A quiénes protegen las recomendaciónes de usar cinturón de seguridad al conducir? ¡Pues a ellos mismos! Pese a que el beneficio es para ellos hubo que obligarlos. Es un contrasentido que haya que obligar personas a que se cuiden y que se protejan. Por eso se prohíbe fumar en espacios con presencia de público y se exige la vacunación de los niños, niñas y adultos. Como diría la pedagoga alemana Alice Miller, son medidas que se hacen por tu propio bien.
En Colombia, al contrario de la mayoría de países de América Latina, el voto es voluntario. Los ciudadanos pueden decidir si hacen uso o no de un derecho irrenunciable. Y la abstención electoral es gigante. Han intentado estímulos para que la ciudadanía acuda a las urnas con magros resultados. En las pasadas elecciones la abstención fue del 43.58% y para cámara del 43.57%. Además los votos nulos fueron para senado del 10.38% y para cámara del 12.23%. Gran parte  de los votos nulos son producto de la ignorancia electoral. Para empeorar, muchos no saben votar, no saben hacer uso de su derecho irrenunciable y fundamental a elegir y ser elegido y hacer parte de las decisiones del país.

¿Será que como en el caso de los motociclistas, de la prohibición del tabaco, del uso del cinturón de seguridad y de la vacunación, habrá que obligar a la gente? ¿Será que debemos iniciar un debate serio y sostenido sobre voto obligatorio y pedagogía electoral? No se pretende llegar a los extremos del jefe pirata que les dijo a sus marinos: ¡ustedes esta noche pueden hacer lo que quieran, y los que no quieran, los obligamos! Pero si reflexionar.
En el Día Internacional de la Mujer el Gobierno nacional condecora a una destacada tolimenses.

Nos unimos a las expresiones de felicitación y afecto. El Publico

"En el Capitolio se brindó un reconocimiento a varias mujeres de ejemplo en el país, entre ellas la chaparraluna Martha Esperanza Ramos de Echandía, con la Orden al Mérito Social Colombiano Antonia Santos, con ocasión del Día Internacional de la Mujer." Tomado del Periodismo El Nuevo Día.

Por: AGUSTIN ANGARITA LEZAMA

Pasaron las elecciones y vale la pena hacer algunas reflexiones sobre lo ocurrido. Creo que hay dos temas gruesos para analizar. La costeñización de la política en el Tolima y la tímida recuperación de la ideología.
Cada vez es más evidente el peso del dinero en las elecciones. La compra de votos se descaró. En diversos puestos de votación se pudo ver a individuos pagando a sufragantes para que lo hicieran por determinados candidatos. Incluso las autoridades, en más de una ocasión, se hicieron los de la vista gorda cuando se les puso en conocimiento el delito. Esta es una práctica común en la Costa Caribe. Pero en el Tolima poco a poco se ha venido asentando. Es la arrogancia del dinero que cree que todo lo puede comprar. Las campañas llenas de dinero burlan la ley sin ningún reparo. Asumen que no existen topes de gastos. Atiborran de publicidad a los electores en un derroche ostentoso de sus chequeras. Cualquier requerimiento lo contestan con petulante grosería. Están convencidos que con su dinero todo vale. Así funciona en la Costa y ahora en el Tolima.


Por: Alberto Bejarano Ávila

Elegido “nuevo” congreso ¿y qué? Sencillo, el Tolima inicia una era imparable de progreso gracias a políticos golondrina de todo el país que cazaron votos en esta tierra de nadie; correrán ríos de leche y miel prometidos por candidatos ganadores; tendremos, ahora sí, justos sistemas de salud, educación, penitenciario, pensional, de justicia; los problemas rurales serán solucionados; corrupción y politiquería serán historia y lección para enseñar la nueva ética política; el desempleo concluirá y no se encubrirá con subempleo. Resumiendo: los graves males del país y la región, no coyunturales o fortuitos y sí epidémicos, crecientes y casi insolubles que la vieja y repudiada clase política fue incapaz de corregir serán cosa del pasado porque colombianos y tolimenses lograron elegir a quienes prometían cambio, compromiso, excelencia y probidad. Glorioso fue el triunfo de la democracia más antigua y madura de América Latina ¿o del mundo? Bueno, igual da.  
Municipios no certificados, superan a Ibagué, en cobertura escolar.
Por Luis Eduardo Chamorro Rodríguez

Estamos a 655 días de la fecha en que se deben cumplir los 8 Objetivos de Desarrollo del Milenio, que Colombia, con 188 países más,  se comprometieron a cumplir en el año 2015. Es pertinente y necesario saber, mes a mes, o por lo menos cada semestre, cómo es que el Tolima e Ibagué va a cumplir este compromiso.
Por: AGUSTIN ANGARITA LEZAMA

Este domingo se realizarán en todo el país las elecciones para Congreso de la República. Esta es la institución con menor prestigio entre los ciudadanos. Desprestigio que se ha obtenido no de forma gratuita. La mayoría de congresistas parecen mudos y cuando hablan muchos se alegrarían que lo fueran. Duele enterarse de los enredos que los vinculan a diario. Corrupción, politiquería, clientelismo y ausentismo han sido las cartas que más se muestran. Pero no todos los congresistas son mudos o corruptos. Los hay estudiosos y comprometidos con sus obligaciones y responsabilidades. Y el congreso es necesario para Colombia.
Por: Alberto Bejarano Ávila

Advirtiendo que el Tolima, ya mediando la segunda década del siglo XXI, sigue huérfano de perspectiva, decidimos negarnos a corear el huero y prosaico festín electoral y más bien insistir en reflexiones que en verdad ayuden a aclarar el horizonte regional. Como tesis al juicio del amable lector, decimos que un modo eficaz para aclarar la visión de nuestro desarrollo es sopesar, con el rigor de las ciencias sociales y económicas, la posibilidad real que hoy tiene un joven tolimense, sin distingo de condición económica, para construir su proyecto de vida y realizar plenamente anhelos personales, familiares, culturales y sociales.
Por: AGUSTIN ANGARITA LEZAMA
Es satisfactorio cuando procesos serios y bien respaldados evalúan los resultados de una ciudad. Me refiero a la encuesta de percepción ciudadana realizada por la prestigiosa empresa de investigaciones sociales Ipsos Public Affairs dentro del programa Ibagué cómo vamos 2013. Esta empresa es digna de toda confianza, su trayectoria, responsabilidad y profesionalismo lo sustentan. Además, el prestigio y seriedad de la Cámara de Comercio de Ibagué, de la Universidad de Ibagué y de El Nuevo Día la respaldan.
Por Hugo Neira Sanchez.

  Vuelve y juega..
   En el pasado Foro económico auspiciado por la emisora “Ecos del Combeima”, donde asistió la plana mayor de la dirigencia política y económica del Tolima, y cuyo objetivo principal era buscarle una salida económica futura al Tolima y un mejor futuro, tuvo como panelistas a la decana de Economía de los Andes Dra. Ana María Ibáñez, al Dr. Guillermo Botero director de Fenalco Nacional y del director de la Cámara de Comercio de Ibagué; Dr. Silverio Gómez La conclusión es que somos un departamento agrícola y que debemos seguir obsesivos en la agricultura, además de la agroindustria, Vuelve a salir lo  que dije hace 20 años aproximadamente en mi libro “Tolima en la encrucijada de la agricultura”,  ganador del único premio que dio la Cámara de Comercio en su concurso de historia económica del Tolima en el año 1993,  al  cumplir sus 75 años de su vida,
 
Por: Benhur Sánchez Suárez
Aún resuena en mi memoria la voz de Humberto Tafur Charry, escritor huilense ya fallecido, cuando en la década de los años sesenta recitaba en cantinas y escenarios públicos un poema que llenaba su corazón. El autor del poema era Jorge Ernesto Leyva. Aún muy joven, pensaba yo que el autor debía ser uno de aquellos personajes del parnaso colombiano, ya fallecido. Uno de sus versos decía “yo no puedo sembrar flores donde se venden escopetas”.
Lo conocí en Ibagué y la emoción que sentí al verlo fue enorme. Tener al lado una de las voces contestatarias y sociales más relevantes de la poesía nacional, me llenó de orgullo. Además, no sólo estaba vivo (nació en Ibagué en 1937) sino escribiendo con la misma emoción y la misma lucidez de aquellos versos que se quedaban en la memoria de la gente. Su secreto radicaba en resumir en su poesía sentimientos profundos del alma popular, sus deseos reprimidos, y llevar a la literatura, con calidad meritoria, el sentimiento de los pueblos.
Después de seis años de su muerte (Bogotá, 2008) escribo estas palabras para recordarlo, porque me duele que el olvido cubra sus obras, como tantas otras de nuestros autores ya fallecidos. Jorge, o Jorgesito (como contaba que le decía Pablo Neruda) había nacido en Ibagué en 1937 y estudió en el Colegio San Simón de su ciudad natal. Uno de sus biógrafos, el maestro Rogelio Echavarría, nos dice de él en su libro Quién es quién en la poesía colombiana lo siguiente:
Estudió derecho y ciencias políticas en la Universidad Libre de Bogotá. En París fue periodista, activista de la revuelta estudiantil de mayo del 68 en la barricada de Gay Luzca; vendedor de frutas en Les Halles, cantante de tangos en el Bar Veracruz de la Garé du Nort. Siguió un largo periplo en el cual estudió literatura, historia del cine y del Oriente (India y China). Visitó Praga y Estocolmo, donde fue profesor de literatura colombiana en el Instituto Iberoamericano. Allí fue alumno de Carpentier, conoció y fue amigo de Neruda, Asturias, Himmet, De Greiff, Dalton y Alberti. En Pekín participó en la revolución cultural maoísta y fue periodista de Radio Pekín. En su patria chica fundó la Extensión Cultural de las Universidades del Tolima y Libre de Bogotá, así como la de su departamento en 1959. Director del Instituto Tolimense de Cultura y de los suplementos literarios de Tribuna Gaitanista y de El Cronista de Ibagué. Ha traducido a poetas franceses”.
El legado del maestro, fuera del recuerdo entrañable de su amistad, de su humanismo siempre activo, se encuentra contenido en sus libros publicados “No es una canción” (1959), “Poemas de ausencia” (1962), “La ceniza es el infinito” (1963), “Territorios y ausencias” (1978), “Diario de invierno” (1975 y 1992), “Memorias de los caminos, (antología publicada en 1996), “La siesta de los dioses y otros poemas” (2002) y “Sólo amor” (2008) También dejó consignada la historia de Ambalema en su libro Santa Lucía de Ambalema: historia de la nostalgia y preparaba igualmente la historia del Colegio San Simón.
Leerlo es el mejor homenaje que se le puede hacer a quien vivió para la cultura y la poesía.
El crítico Jorge Ladino Gaitán habla de su libro Diario de invierno en los siguientes términos: “a través de una poesía equilibrada explora, en la expresión y profundamente evocadora, las contradicciones de las guerras, la soledad de los caminantes y la fraternidad de los exiliados. Este poemario fue escrito en París en la década del sesenta. En 1975, el Centro de Publicaciones y Ayudas audiovisuales de la Universidad del Tolima publica “Diario de invierno”, un libro donde, además del poemario del mismo nombre, figuran otros textos líricos donde subyacen, en forma más pronunciada, temáticas de corte social. Precisamente éstos poemas dejarían de aparecer en las antologías del autor o en un libro editado en 1992 por la Editorial Magisterio que, bajo el nombre de “Diario de Invierno” recoge, además de los poemas escritos en Paris, dos poemarios titulados “Tzunguo, el país del centro” y “Poesía de ausencia”.

El viaje definitivo del maestro dejó un gran vacío en la poesía colombiana. Y en sus amigos la honda tristeza de su ausencia.
Por: Carlos Orlando Pardo
La utopía, ese lugar que no existe, ese plan, proyecto o doctrina o sistema optimista que aparece como irrealizable en el momento de su formulación, pareciera ser la comarca preferida de todos aquellos que se han atrevido a soñar en aparentes imposibles. Sin embargo, es gracias a esas temeridades que la humanidad ha logrado sus avances. El hombre vive más en el territorio de la imaginación que en el de esa realidad real, la que de manera simple lo convierte en un ser limitado que puede ir del punto A al punto B sin romperse ni mancharse. De allí que sean los utópicos, a lo largo de la historia, los únicos que han hecho posible el avance del hombre desde sus tiempos más remotos. Por eso no se trata de seres que entre dos males los escoge a ambos, sino de aquellos que pretenden asaltar las estrellas sin ningún rubor cuando lo dicen. Nada hay entonces más grato que conversar con quienes hacen de la imaginación una bandera, se conjeturan las cosas que nunca ocurrieron pero pueden llegar a suceder y hablan en apariencia de lo que no existe pero que puede ser posible. No se busca el elogio de la locura sino el de la reflexión, el de la creación, que en un campo concreto como el de la literatura, hace posible un mundo abstracto mediante las palabras. Es quizá en el arte y la literatura donde de mejor manera saltan los ejemplos para comprobar la necesidad de la utopía y para saber que esa gran metáfora del mundo, que esa suma de metáforas, conviven como seres vivos con el universo del pragmatismo. Porque la realidad ficticia existe hasta el punto en que a un lugar de la mancha van centenares de turistas a ver con sus propios ojos la ruta del Quijote, los molinos de viento o la taberna donde este personaje se enamoró de Dulcinea. Y qué no decir de los amantes de Verona cuya casa, con habitaciones decoradas a la época, reciben la mirada curiosa de quienes pretenden ir un poco más allá de la leyenda que universalizó Shakespeare en Romeo y Julieta. Por esa razón, en un mundo donde los valores bursátiles reemplazan todos los otros, en donde el consumismo y la búsqueda afanosa de símbolos de estatus hacen que lo subjetivo sea mirado con desprecio y que se asuma una actitud desdeñosa para quienes ejercen el oficio de la palabra, es más que positivo que se organicen encuentros en instituciones educativas, en calles y parques, en universidades y comunas, en museos y bibliotecas, en la estación del tren o en plazoletas. Esos espacios de encuentro que abundan en todo el país, merecen los aplausos, mucho más cuando entre el producto bruto interno no se ofrece el hallazgo del inteligente, siempre menospreciado porque nace de la rebeldía pero conduce persistente a los inefables caminos del amor y de la convivencia.
Por: AGUSTIN ANGARITA LEZAMAI
Indignación general causaron las denuncias de la revista Semana sobre la corrupción en las Fuerzas Militares. La molestia ciudadana proviene de varios aspectos relacionados. La primera es que la información los periodistas la obtuvieron de la comisión de acusaciones de la cámara de representantes, donde reposa sin ningún uso desde hace meses. La segunda es que es valerosa la actitud de la prensa en destapar este tipo de actos delictivos. La tercera es que no pase a mayores la investigación salvo pequeñas escaramuzas, chivos expiatorios, etc.
Los altos mandos, que son los gravemente implicados, han puesto el grito en el cielo. Acostumbrados a su intocabilidad y a hablar duro, han tratado de decir que es una afrenta contra las instituciones, que se favorece a la guerrilla, que se quiere acabar con la credibilidad de una institución respetable, que se arruinará la moral de las tropas y que son actos de politiquería o de odio contra las fuerzas militares.
Por Hugo Neira Sanchez
     El incremento desmesurado que tiene el precio de gas en Ibagué desde el comienzo del año, nos hace pensar que este gobierno juega a dos bandas. Mientras proclama  tener sentido social, bajar la inflación, bajar el desempleo, sube el mínimo más del IPC y los sueldos por la escalera (IPC), por otro lado aprueba unificar la tarifa de gas en Colombia y alzas que van por ascensor (TRM) perjudicando seriamente a toda la población, con solo  el objetivo de favorecer a las grandes firmas extranjeras que exploran en Colombia
     Con el problema de la gasolina, cuyo costo  en el país  es determinado por el mercado internacional, ahora se agrega  el  costo del gas domiciliario, pues  coloco su precio al consumidor final a oscilar con el dólar, nos parece infame,  por eso la mayoría de los colombianos nos preguntamos, para que nos sirve ser autosuficientes en petróleo y gas, dañando el medio ambiente,  si el costo final es como si estuviéramos comprándolo  en el extranjero. No se pide tarifas subsidiadas, sino que sean razonables.
Por Luis Eduardo Chamorro Rodríguez

Un joven de 16 años, egresado del colegio privado Champagnat, es el “mejor estudiante nacional, SABER 11” del año 2013 en establecimientos no oficiales, según lo acredita el Ministerio de Educación Nacional. Es igualmente, el mejor bachiller del Tolima y acreedor de la distinción Andrés Bello por estar entre los 50 mejores del país y entre los dos mejores del departamento del Tolima.

Hasta ahora, se ha dicho poco sobre este joven, los medios de comunicación han silenciado este triunfo académico que merece la mayor exaltación. Su puntaje promedio en las 8 pruebas del núcleo común fue  de 86.75, su puntaje  más alto  es el de inglés con 100  en el nivel B, seguido de Física con 99 puntos.

Precisamente Física es lo que estudia desde febrero pasado en la Universidad Nacional a donde logró el tercer lugar en la prueba de admisión específica que allí se exige para poder ingresar a esta universidad oficial.

Es hijo de la docente universitaria Martha Elizabeth Varón y del ingeniero Carlos Humberto Castro. Se puede afirmar, en principio,  que factores del contexto familiar  y el interés por el estudio que siempre ha caracterizado a este joven, han sido factores asociados relevantes en el éxito académico de Juanjo, como cariñosamente le dice su madre.

 La tutoría permanente en el hogar ha estado a cargo de su madre, cabeza de familia desde que se divorció de su esposo,   cuando Juan José  era un niño.