Por: Carlos Orlando Pardo
Dentro de la selecta colección titulada Poetas
Colombianos Siglo XXI que inició Caza de Libros, se destaca el libro Solares de
Guillermo Hinestrosa y que fue presentado no sin éxito en la pasada Feria
Internacional de Bogotá. Seguro que todos conocen más a su autor como
banquero, un oficio en el que todavía se desempeña, no pocos lo sitúan en su
condición de abogado y otros que leyeron sus columnas en diversos medios lo
ubican con sus estudios como politólogo en París, pero detrás de estas labores
vive y sueña permanentemente un escritor que persiste en una alocada disciplina
como si peleara insistente entre el mundo de los números y el de las letras, el
de la realidad fría de las cifras y de los negocios durante el día y el de la
ficción gozosa durante las noches. Seguro que es este último el que perdurará
porque varias son las muestras de su trabajo en la novela, por ejemplo, cuya
tarea empieza en 1983, hace ya 28 años, al publicar la primera bajo el título
de Los espejos de la lluvia y sobre todo Mañana cuando
despiertes que fue editada por Oveja Negra en el 2002. No se trata
entonces de una vocación que sale airosa a pasear los fines de semana, sino de
un visceral compromiso con la literatura que igualmente se concreta con su
novela próxima a publicarse bautizada Por el ojo de una aguja. Sobre estos
libros han salido diversos comentarios y criticas que lo favorecen, pero se
trata aquí de registrar sus Solares, un libro extraño pero afortunado,
donde los editores con razón afirman en su nota de contratapa, que si bien la
poesía se infiltra cómodamente en la novela o el cuento, es menos usual que un
poemario asuma la tarea de contar una historia. Y aquí está este itinerario
angustioso pero bello con un lenguaje que pesa y no deja pasar en vano el
periplo de un hombre romántico que busca una segunda oportunidad luego de estar
preso de las torturas del infierno, tras haberse iniciado en el solar de los
anhelos, el de los cortejos y el de los cantares y cómo no, en el de las
desdichas, porque la literatura no es precisamente el reino de la felicidad. Engaños
y soledades, incomprensiones y cinismo, descubrimientos y locura van surcando
la trama de un protagonista hundido en una atmósfera medieval donde la música y
el erotismo no exento de magia pasea por sus páginas. El triunfo y la derrota
como dos caras de la misma moneda se levantan bajo la premisa de cómo todo
placer tiene su costo y de qué manera las pasiones nos salvan y nos condenan en
forma irremediable. Frente a tanto libro de poemas que no nos dice nada y
deambulan en un lenguaje abstracto y trivial para dejarnos sin nada entre las
manos, el poemario de Hinestrosa impacta por su profundidad sin que quedemos al
final indiferentes no sólo con la historia explorando alrededor de la condición
humana sino por su lenguaje, el tono que logra, la altura que nos permite
sentir que estamos sin duda alguna en el territorio de la poesía y ante todo
que aquí está la vida vuelta lenguaje, que es al fin y al cabo de lo que trata
la literatura verdadera.