PERIÓDICO EL PÚBLICO
Por: AGUSTIN ANGARITA LEZAMA
Las buenas costumbres, es algo así como una muletilla con la que solemos referirnos a diferentes aspectos de la vida cotidiana. ¿Pero cómo se define que una costumbre es buena? ¿Quién la define? ¿Una buena costumbre es igual en todas partes?
En un capítulo de su excelente texto, “Vacas, cerdos, guerras y  brujas”,  el antropólogo Marvin Harris, nos demuestra cómo a pesar de la creencia de Occidente que los habitantes de la India son unos torpes porque no se comen las vacas, sino las adoran en medio de una pobreza y unas hambrunas impresionantes, que ellos utilizan más eficientemente estos animales, que los que de manera simple las convierten en hamburguesas o filetes suculentos… Para algunos es buena la costumbre de comerse las vacas y para otros es buena la de adorarlas. Ambos grupos creen tener la razón.
Kant decía que la costumbre hace norma, por lo tanto, muchos piensan que mantener la costumbre es lo ideal. Pero esto puede ser equivocado. La verdad inicialmente es un proceso de minorías. La verdad en un principio sería contraria a las buenas costumbres. Con el tiempo, esta verdad de minorías ganará terreno y se convertirá en un asunto de mayorías y de acostumbramientos. Y surgirán otras verdades…
AGUSTIN ANGARITA LEZAMA
Los azucares refinados son, prácticamente, parte de la vida de todos los colombianos. Casi se podría decir que no hay producto alimenticio donde no estén. Se encuentran en los zumos de frutas artificiales (por la televisión se ofrecen a montones), en las gaseosas, los cereales en cajas o latas, caldos de verduras, sopas, yogures, kumis y batidos industriales, helados, chocolatines, galletas, comidas empaquetadas, enlatados, mermeladas, chicles, salsas, bizcochos, bebidas hidratantes, pan industrial, y un muy largo, etc.
Mucha gente no sabe la avalancha de azucares refinados que consume. Ni los daños que ellos le pueden traer a la salud. Estos azucares se presentan en las etiquetas como glucosa, dextrosa, maltosa, manosa, fructosa, sucrosa, sacarosa, entre otros. En general, todos los ingredientes que terminen en “osa” son azucares refinados.
El profesor de la Universidad de Utah en Estados Unidos,  Wayne Potts, realizó una investigación sobre los daños que producen a la salud los azúcares refinados, inclusive consumidos en dosis moderadas. Venenos los denomina. Corroborando otras investigaciones, el profesos Potts, establece una relación entre azucares refinados y los desordenes mentales, incluidos la demencia senil y la depresión. Uno de los más comunes es la hiperactividad, falta de atención y concentración, e incluso depresión, en niños. La relación es directa entre el mayor consumo de azúcar y aditivos en los alimentos industrializados de la dieta de los niños y estos desordenes mentales.
También hay datos sobre los daños en el aparato cardiovascular que induce el consumo de azúcar. Se sabe que aumenta los niveles de triglicéridos, colesterol y de radicales libres, que son tóxicos para el corazón y las arterias.
Un tema destacado en la investigación son los efectos sobre el sistema inmune del organismo. Las enfermedades infecciosas se presentan con mayor frecuencia en niños que consumen habitualmente azucares refinados. Además su recuperación es más lenta.
Es conocida la relación entre azúcar y caries dental. El esmalte de los dientes es el material más duro y resistente que tiene el cuerpo humano. ¿Si los azucares lo debilitan y lo dañan, qué otros daños podrían hacer en el resto del cuerpo?
El azucar por su alta acidez, inhibe la capacidad del cuerpo de aprovechar el calcio y el magnesio, debilitando los huesos y favoreciendo la aparición de osteoporosis y ateroesclerosis. El estudio documenta como el consumo de azúcar lleva a la degeneración de la mácula en el ojo, lo que desencadena pérdida de la visión por el deterioro de la retina. Se habla que a mayor consumo de azúcar mayor posibilidad de sufrir demencia senil, Alzheimer y envejecimiento prematuro.
Todos estos daños ocurren porque en el proceso químico de refinación del azúcar, para hacerlo más blanco y  fácil de disolver en líquidos, se le despoja de casi todos los nutrientes y para poder ser metabolizado por el cuerpo humano, este debe gastar altas dosis de vitaminas, enzimas, oligoelementos y minerales. Es decir, le sale muy caro al organismo el consumo de azucares.

El azúcar debe ser eliminado de la dieta. Inclusive es dañino en pequeñas dosis. Lea las etiquetas para descubrirlo. Si no cuida su salud por lo menos cuide la de sus hijos. La mejor vacuna contra las enfermedades es amor y una buena y sana nutrición, sin azucares refinados ni enlatados. Esto depende de usted.
Por: Carlos Orlando Pardo

Dentro de la selecta colección titulada Poetas Colombianos Siglo XXI que inició Caza de Libros, se destaca el libro Solares de Guillermo Hinestrosa y que fue presentado no sin éxito en la pasada Feria Internacional de Bogotá. Seguro que todos conocen  más a su autor como banquero, un oficio en el que todavía se desempeña, no pocos lo sitúan en su condición de abogado y otros que leyeron sus columnas en diversos medios lo ubican con sus estudios como politólogo en París, pero detrás de estas labores vive y sueña permanentemente un escritor que persiste en una alocada disciplina como si peleara insistente entre el mundo de los números y el de las letras, el de la realidad fría de las cifras y de los negocios durante el día y el de la ficción gozosa durante las noches. Seguro que es este último el que perdurará porque varias son las muestras de su trabajo en la novela, por ejemplo, cuya tarea empieza en 1983, hace ya 28 años, al publicar la primera bajo el título de Los espejos de la lluvia y sobre todo Mañana cuando despiertes que fue editada por Oveja Negra en el 2002. No se trata entonces de una vocación que sale airosa a pasear los fines de semana, sino de un visceral compromiso con la literatura que igualmente se concreta con su novela próxima a publicarse bautizada Por el ojo de una aguja. Sobre estos libros han salido diversos comentarios y criticas que lo favorecen, pero se trata aquí de registrar sus Solares, un libro extraño pero afortunado, donde los editores con razón afirman en su nota de contratapa, que si bien la poesía se infiltra cómodamente en la novela o el cuento, es menos usual que un poemario asuma la tarea de contar una historia. Y aquí está este itinerario angustioso pero bello con un lenguaje que pesa y no deja pasar en vano el periplo de un hombre romántico que busca una segunda oportunidad luego de estar preso de las torturas del infierno, tras haberse iniciado en el solar de los anhelos, el de los cortejos y el de los cantares y cómo no, en el de las desdichas, porque la literatura no es precisamente el reino de la felicidad. Engaños y soledades, incomprensiones y cinismo, descubrimientos y locura van surcando la trama de un protagonista hundido en una atmósfera medieval donde la música y el erotismo no exento de magia pasea por sus páginas. El triunfo y la derrota como dos caras de la misma moneda se levantan bajo la premisa de cómo todo placer tiene su costo y de qué manera las pasiones nos salvan y nos condenan en forma irremediable. Frente a tanto libro de poemas que no nos dice nada y deambulan en un lenguaje abstracto y trivial para dejarnos sin nada entre las manos, el poemario de Hinestrosa impacta por su profundidad sin que quedemos al final indiferentes no sólo con la historia explorando alrededor de la condición humana sino por su lenguaje, el tono que logra, la altura que nos permite sentir que estamos sin duda alguna en el territorio de la poesía y ante todo que aquí está la vida vuelta lenguaje, que es al fin y al cabo de lo que trata la literatura verdadera.   
Por Hugo Neira Sanchez
    No podía dejar en el tintero lo que ha sido el devenir de nuestros campesinos. El colombiano que diga que no tiene sangre campesina, está mintiendo. En la oleada de Europeos que llegan a América, en la Conquista no solo llegaron aventureros sino muchos que vinieron a buscar el “oro”, pero llegaron tarde y se encontraron que como pobres no importaba que fueran indígenas o blancos, su subsistencia para no volver a Europa, con el “rabo entre las piernas”, tenían que hacer lo mismo que en sus tierras de origen, ya no bajo un régimen “feudal”, sino con alguna libertad, donde no se tenía  que dar razón alguna, sino también no entregar la “pernada” de su esposa e hija, además con extensos terrenos para cultivar, no importa ser siervos en forma diferente no tenían que entregar todo sino una parte  a los famosos encomenderos, personajes que no trabajaron nunca la tierra, pero la usufrutuaron, pues era un deshonor labrarla. Se van acomodando durante años, esquivando la pobreza y la subsistencia, llevando a los mercados precarios, alimentos con los cuales sobreviven los señores, empleados públicos y siervos.
Por Carlos Orlando Pardo Rodríguez

Me produce siempre gran alegría ver el nacimiento de nuevos escritores medidos esta vez en la publicación de su primer libro. Es usual que con ellos las editoriales no se atrevan porque se trata de nombres realmente desconocidos en el panorama de la literatura y sus apuestas van a otros lados. Por fortuna la editorial Caza de Libros, siguiendo el ejemplo dado por Pijao Editores en el Tolima, cumple el reto de jugársela con algunos que demuestran sentido del oficio y desde luego talento. Es lo que acaba de ocurrir con la presentación de La noche infinita, la novela de Carlos Andrés Oviedo, un joven ibaguereño que asume su tarea con devoción y podría decir con misticismo. No sólo se le ve sino se siente y mucho más cuando detrás suyo se encuentran dos libros más que junto a la noche Infinita conforman su primera trilogía y que en un futuro cercano con las debidas revisiones estará circulando entre los lectores del país. Este sólo hecho desprende cuánta ha sido su dedicación a la tarea de escribir que no la cumple como tantos de manera episódica sino visceral. Debo señalar así mismo cómo no es de aquellos muchachitos vanidosos que miran por encima del hombro y suficiencia sino conserva el evangelio de la sencillez, sin que por ello falte el conocimiento. No puede augurarse aquí sino el nacimiento de un escritor sólido y con futuro que dará de qué hablar en los días del porvenir. Pero aterricemos en la noche infinita. El tema de su obra literaria no es nuevo porque son numerosos los textos que refieren al protagonista de una obra desde “la clarividencia de lo inasible” como bien la define Benhur Sánchez Suárez, pero en literatura no existen los viejos o novedosos asuntos para tratar sino la forma en que se haga. Aquí es una mujer, una niña, Solirio, el personaje central de la historia. Entre descripciones del mundo pintoresco de algunos mitos y leyendas que se encuentran bien escritos pero suenan trasnochados y con olor a lugar común, más propio de la literatura del siglo XIX y las primeras cinco décadas del XX, va generándose la atmósfera de un mundo que luego desde el espejo de la intimidad y la retrospección alcanza momentos luminosos, pero igualmente surgen a veces como mezcla tardía de un existencialismo a ultranza. De todos modos, ello no significa que La noche infinita no tenga suficientes merecimientos ni deje de reflejar a un autor que con la debida reflexión alcanzará una mejor etapa, sin que represente excusa que sea o no un volumen de juventud, puesto que son numerosos los casos de autores que comienzan con paso firme y el pie derecho su carrera y que no menciono para no abundar en listas de directorio telefónico. Resulta eso sí preocupante explorar que no existió un riguroso cuidado en el lenguaje por la repetición absurda de términos, uso de otros que disuenan frente al armonioso ritmo de una prosa vigorosa y mayor atención a la terminación de frases y párrafos que quedan inconclusos. Todos hemos caído y a veces caemos en lo mismo por mucha experiencia tenida porque el combate con el lenguaje es inclemente.  No quiero caer en la ingenuidad de relatarles de qué se trata, pero considero interesante que así no más sea nombrada sin meterse en su piel, la ciudad de Ibagué sea el espacio en que transcurre la historia, escenario olvidado en nuestra literatura porque a veces se cree que hacerlo es provincial. Unas cinco novelas apenas la refieren tangencialmente y tal vez Álvaro Hernández es por ahora quien en este género la hace en esta atmósfera. Carlos Andrés Oviedo hace la apuesta y su libro es la campanada de cómo va por buen camino, resultando una lectura grata en medio de las angustias que libran sus personajes.
TALLER  EN EL RESGUARDO DE YAGUARA

Es muy importante informar a la Comunidad, la realización de un taller en la Comunidad Indígena de Yaguara, perteneciente al municipio de Chaparral Tolima, durante los días 17 y 19,  de octubre próximo, dictado por los historiadores  de la Universidad de los Andes: Gabriel Jiménez  y Laura Osorio, pertenecientes  al Sistema Nacional de Archivos de Colombia, donde se trataron los siguientes temas:
Archivo  Histórico, Patrimonio, Conocimiento Tradicional, Archivo Étnico, Derechos Humanos, Memorias, Identidad Cultural, Acompañamiento al pueblo de Yaguara, Chaparral Tolima .
El taller contó  con una asistencia de 35 personas, destacándose la presencia  de los Chagualas, los Alapes, Teodomiro Hernández Ducuara, Aracely Lasso, los Palominos, Placido Caleño, un patriarca de la comunidad, y su  gobernador Isidro Méndez entre otros.
El Taller hizo referencia a los campos desconocidos y borrascosos de la historia colombiana  y se contextualizó  abusos, ridiculeces de la justicia y las sensaciones de frustración vividos por la etnia en épocas de la América Española y en nuestros días.
También reseñó,   el control por parte de las autoridades de los grandes o terratenientes, que  enriquecieron  sus predios redistribuyendo signos positivos para su entorno  o elaborando mapas en su inteligencia llenos de puntos y manchas,  que alejaron sus linderos  y hoy  retiran  a lo lejos,  las voces de un conflicto.

Publicado por LUIS ENRIQUE PERDOMO SÁNCHEZ


Por: Carlos Orlando Pardo R.
Acá al Tolima y en concreto a Ibagué, en Coello Cocora donde está la confluencia de dos ríos, regresará el inmenso poeta Álvaro Mutis envuelto en un cofre que tendrá sus cenizas. Luego se regarán en estas aguas que tanto lo acompañaron en sus recuerdos y en su obra, ante todo cumpliendo su voluntad de que así sea, como lo dejó escrito con claridad en su testamento. Pero no es gratuita su última petición porque allí el consagrado escritor conoció lo que él denominara el verdadero paraíso. En su casa de México y en el amplio solar, mantuvieron matas de café y plátano como un vivo testimonio de este afecto. Y todo porque las vacaciones más fructíferas de la literatura colombiana fueron aquellas pasadas por el hoy consagrado escritor en la finca de Coello-Cocora, ubicada a diez minutos de Ibagué, como lo afirma Juan Gustavo Cobo Borda. Toda su poesía, como dijo el mismo Mutis, proviene de aquel sitio que a comienzos del siglo compró su abuelo Jerónimo Jaramillo Uribe, un vendedor de café con oficinas en Hamburgo, a más de fundador de haciendas de café y caña en el viejo Caldas, oficio que lo trajo al Tolima, precisamente a ese lugar en la confluencia de dos ríos y que fue heredado por la madre para dotar al poeta-novelista de un espacio  paradisíaco donde pasaba vacaciones con su hermano Leopoldo.

A sus raíces se agrega la de gente de campo de origen paisa: su abuela nació en Salamina, su madre en Manizales. Su padre, quien a los 18 años era secretario privado del presidente de Colombia, se graduó luego en derecho internacional para coronar prontamente una carrera diplomática que lo llevó a Bruselas donde muere a los 33 años
CORAZÓN DE CEMENTO
AGUSTIN ANGARITA LEZAMA
La ciencia política enseña, desde el punto de vista teórico, cuales son las necesidades de una sociedad. Se habla entonces de la salud de los habitantes, de los problemas de desempleo, de las deficiencias educativas, de espacio público, de recreación o de movilidad. Empero, en la actualidad lo que moviliza a la mayoría de la gente son los problemas de infraestructura, específicamente las vías.
Muchos miden el progreso por el estado de calles y avenidas. Lo demás es secundario o de poca monta. Si se mejora la salud, la educación, la recreación y el deporte, la atención de la niñez, del adulto mayor o de la población vulnerable, todo eso nada vale si no se tapan los huecos de las calles. La calidad de vida se ve reducida a la cantidad de asfalto ejecutado.
Por Luis Eduardo Chamorro Rodríguez
El Instituto Colombiano de Normas Técnicas y Certificación, ICONTEC, contratado por el Ministerio de Educación y su programa de Modernización de las Secretarías de Educación, en la semana inmediatamente anterior comunicó el otorgamiento de la certificación de la “gestión de calidad del servicio educativo”, a la Secretaría de Educación Municipal de Ibagué.

Es un logro que involucra al alcalde Luis H. Rodríguez, al Secretario de Educación Diego Fernando Guzmán García, al secretario inmediatamente anterior, Enrique Váquiro Capera y a la Directora de Calidad Amparo Betancourt Roa, principalmente.

Esta certificación de calidad educativa para la Secretaría de Educación de Ibagué, se suma a las certificaciones sobre cobertura, servicio de atención al ciudadano y talento humano, que ya han sido otorgados anteriormente. Quedan faltando la certificación sobre los procesos de inspección y vigilancia y la gestión financiera.
Por Luis Eduardo Chamorro Rodríguez
El Instituto Colombiano de Normas Técnicas y Certificación, ICONTEC, contratado por el Ministerio de Educación y su programa de Modernización de las Secretarías de Educación, en la semana inmediatamente anterior comunicó el otorgamiento de la certificación de la “gestión de calidad del servicio educativo”, a la Secretaría de Educación Municipal de Ibagué.

Es un logro que involucra al alcalde Luis H. Rodríguez, al Secretario de Educación Diego Fernando Guzmán García, al secretario inmediatamente anterior, Enrique Váquiro Capera y a la Directora de Calidad Amparo Betancourt Roa, principalmente.
Por: Alberto Bejarano Avila
Inapelables son los sondeos de opinión que develan la imagen del gobernante frente a la opinión y predecible el gozo o rechazo de este frente al resultado. Para Ibagué no es bueno que su mandatario lleve el farolito en este ranking maniqueo, pues el sondeo, más que calificar al Alcalde, tácitamente revela una común percepción de la realidad y, de algún modo, el nivel de autoestima colectiva. Ibagué va mal, es verdad, pero toda la culpa no es del señor Alcalde y sí de “cochadas” de dirigentes que nunca estuvieron a la altura del deber y por ello digo, con respeto y en contravía a lugares comunes esgrimidos como defensa, que el Alcalde inmolado por el tal sondeo y todos nosotros, cambiando paradigmas de mérito y gestión pública, podríamos concitar la autocrítica y el debate para destapar las causas del atraso y la inercia. Sugiero un nuevo marco paradigmático:
No ejecutar actos de gobierno para ganar imagen. Hemos de saber que la imagen personal como objetivo prioritario es yerro narcisista y patético propio de culturas políticas decadentes y de círculos de poder afectados de megalomanía. Reconocimiento digno y a veces histórico se otorga a aquellos que sin calcular eventos de prestigio o impopularidad demuestran real compromiso social y cumplen recta y sagradamente sus deberes. La imagen del funcionario público o del líder jamás debe ser un fin maquinado, debe ser libre y merecida gracia popular por un deber bien cumplido.

Prohijar sin miedo el debate público sobre asuntos de interés común y prestar oído fino a críticas justas y consejos generosos y bien intencionados que sólo puede provenir de personas con carácter e independencia. Elogios e insinuaciones en cuchicheo son mañas de áulicos y palaciegos y suelen entrañar segundas e mezquinas intenciones que perjudican al mandatario y la sociedad.  
Entender que hechos normales de gobierno no tienen que merecer distinción excepcional. Así como una persona no merece Cruz de Boyacá o medalla al ciudadano emérito por lavar loza, barrer o sacar al perro, un alcalde no merece encomio especial por tapar huecos, otorgar becas, pintar escuelas o cualquier labor con cargo a un rubro del presupuesto público. Todos esperamos que un sujeto común o un alcalde normal hagan lo mínimo que deben hacer y solo quien coadyuva a cambiar el curso de la historia, ésta, tal vez, le otorgue sitio especial. Quien tiene iniciativa, es prospectivo, inclusivo, lidera, indica caminos, oye, convoca, cohesiona, acuerda, protege (y no es rosquero) él, sin buscarlo, sin duda recibirá reconocimiento de excepción. Esta es la cuestión.
Saber que el ciudadano, así deba ser testigo impotente de cuanto sucede, no es memo y sabe bien quienes protegen o enajenan el patrimonio público. La sabiduría popular es cierta así la cultura política sea débil y es por ello, y por ética, que gobernantes y dirigentes no deberían hacer cálculos estratégicos sobre debilidades comunitarias y sí sobre sus fortalezas y potencialidades. El respeto a las persona diferencia al legítimo líder del anacrónico manipulador y al buen político del politiquero. Sobre cultura cívico-política nuestras universidades, UNIBAGUÉ y UT, podrían investigar y aportar propuestas orientadas a calificar el desempeño participativo de los ibaguereños.

Creer que sólo un equipo idóneo puede imaginar, crear, confiar, proyectar y liderar tareas complejas y sistémicas que rebasan el límite de competencia del tecnócrata. El Tolima, en todo campo, tiene personas capaces para organizar equipos eficientes, razón por la cual mandatarios y dirigentes no tienen excusa para argüir imposibilidades. Como “anillo al dedo” les caería este fallo de Newton: “Si he logrado ver más lejos, ha sido porque he subido a hombros de gigantes“.
Carlos Orlando Pardo
A muchos tolimenses no se los traga la selva como al personaje de la Vorágine de José Eustasio Rivera sino el mundo. Un día levantan anclas bajo la ilusión de un mejor futuro, quedándose no pocos hundidos en el anonimato y entre el rigor angustioso de la supervivencia. Otros, por el contrario, iluminados por su talento, cierta porción de suerte y una disciplina demencial, llegan a convertirse en estrellas dentro de un mundo competido. Son generalmente jóvenes que echaron un día en su morral de viaje las quimeras y hoy brillan en el panorama del planeta. Serían muchos los casos para comentar, pero voy a referirme particularmente a un escritor y a una cantante lírica, por cuyas acciones en su oficio ciñen una corona prestigiosa en lo internacional. Ambos nacieron en Ibagué y el uno terminó convirtiéndose en una figura literaria y la otra en una celebridad en Estados Unidos y Europa. James Cañón es el nombre del autor de La aldea de las viudas, novela que ha sido premiada en Norteamérica, Francia e Italia y Patricia Caicedo la intérprete de música latinoamericana que ahora reside en Barcelona dirigiendo el más importante festival de música en el viejo continente. Cañón, hijo menor del popular JC, un dinámico comerciante que además de almacenes fundó el estadero campestre Mi botecito, se fue a estudiar inglés a Nueva York y terminó en un taller literario para plasmar al final su oficio en la obra galardonada. Inclusive, en los prestigiosos y legendarios estudios de Hollywood, se rodó una película con actores consagrados que en una comedia se presentó hacia mediados del  año pasado. En la novela está la historia de la violencia en aquellos lugares donde los hombres desaparecen asesinados o secuestrados por la guerrilla y las mujeres quedan al amparo de su propia suerte. Aquí, sin embargo, la derrota no cubre su destino sino que ellas montan su propio gobierno como en el tiempo de las amazonas. Al regreso de los pocos supervivientes, encuentran otro gobierno y una autonomía que les será difícil destruir. Un drama de nuestro tiempo e inclusive de la misma llamada violencia colombiana de mitad del siglo pasado,  tiene en sus páginas el testimonio que curiosamente se vuelve comedia bajo la mirada de los productores gringos. Patricia, cuya voz se escucha en importantes escenarios europeos o en universidades de Estados Unidos donde ha dictado clases, está incluida en el libro Quién es quién en América junto a importantes personalidades mundiales. En Barcelona fundó y dirige el festival de música desde 1993 dedicado a la canción artística. Se trata de una soprano que pasea airosa por escenarios de Italia y España, de Dinamarca y Holanda, entre otros países, con la aceptación delirante de la crítica especializada. Son varios sus CDs, grabados inclusive con la Banda Sinfónica de Bogotá, y cómo no, por la Sinfónica del Tolima haciendo honor a su patria chica. La música de cámara y sus recitales también por América Latina, van paralelos a la difusión de su libro La canción artística de América Latina: antología crítica y guía interpretativa para cantantes, publicado en España. En nuestro conservatorio estudió solfeo y piano desde sus primeros tiempos, pero fue en 1992, tras finalizar su carrera de medicina, que tomó el camino del mundo. Ahí está la muestra de su profesora de canto, la maravillosa Rocío Ríos, formadora de juventudes e igualmente intérprete de casta. Los dos tolimenses, ibaguereños, como ya se ha dicho, son orgullo de la raza pijao.
AGUSTIN ANGARITA LEZAMA
Fue noticia destacada en las redes sociales el hecho reciente de un joven filipino quien se ha practicado 16 intervenciones quirúrgicas para cambiar su rostro y parecerse a Superman, el personaje de las películas. Esta persona quiere salir por las calles vestido de superhéroe y ser reconocido por prestar algún servicio.
Este caso es modelo de lo que hoy sucede en el mundo. Las personas consideran que su apariencia es lo más importante. Por eso las dietas para bajar de peso se venden como pan caliente y todo lo que tenga que ver con el cuidado del cuerpo. Además, de todo tipo de productos de belleza, para desaparecer arrugas, reducir barriga, tonificar glúteos o senos, para disimular canas y el paso del tiempo, etc. La ropa sigue la misma línea y ofrecen pantalones para dama que levantan la cola o calzoncillos que hacer ver prominentes las partes íntimas masculinas. Igual con los sostenes, fajas o extensiones, tinturas para el pelo o sustancias vigorizantes.
AGUSTIN ANGARITA LEZAMA
Que difícil se convierte para el ciudadano común y corriente aceptar una crítica. Para él o ella toda crítica tiene el ácido que corroe y debe rechazarse de plano. No hay que darse espacio para reparar las posibilidades de verdad en esa crítica. Lo importante es alistar la disculpa, la excusa o la repostada. Una opción es echarle la culpa a otro. Hay que quedar bien a toda costa. Otra posibilidad es ponerse energúmeno, zapatear y hacer escena, para tratar que el ofuscamiento disipe la crítica.
Por: Santiago Castro Agudelo
Hace unos días en una reunión con amigos noté una gran preocupación por la situación actual del Departamento del Tolima. Alegan varios que hay un retroceso en temas de infraestructura, calidad de la educación, cobertura en salud, entre otros. Sin embargo, en las consideraciones finales varios indicaban que lo mejor era que sus hijos se radicaran en Bogotá una vez salieran del colegio, debido a que en el Tolima las oportunidades eran limitadas o inexistentes. Para nadie es un misterio que enfrentamos un problema grave de desempleo, acceso al crédito, oportunidades reales de comercialización a nivel nacional e internacional, además de un gobierno departamental sin norte y unos gobiernos municipales con recursos limitados y que terminan por quedar prisioneros de posibles investigaciones de la Procuraduría, las contralorías y demás “ías”.

No obstante, asumir que debido a la situación actual lo que habría que promover es que las nuevas generaciones de tolimenses se radiquen en otro lugar, usualmente Bogotá, es negar la posibilidad de un futuro mejor para el departamento y la región. En contravía de mis contertulios, considero que lo más importante es lograr que el Tolima sea atractivo para quienes se han visto obligados a buscar oportunidades en otras partes. Hace décadas la Violencia obligó a muchos a dejar sus tierras y hoy sus hijos y nietos no vislumbran la posibilidad de regresar al Tolima. En años recientes fue una clase política cerrada la que impidió que nuevas ideas, nuevas personas, nuevos movimientos ciudadanos surgieran ¿Se nos olvida que en la pasada campaña una de las críticas más fuertes contra un candidato a la alcaldía de Ibagué es que no había nacido aquí? Pocas veces había escuchado un argumento tan estúpido, no hay otra palabra.
Por: Alberto Bejarano Ávila
La juzgue decimonónica y loca por aquello del separatismo e independentismo. La nota del diario local, luego de exaltar virtudes históricas y naturales, señalaba que el Barrio Especial de El Salado “se quiere independizar; no quiere ser parte más de la Capital Musical y (que) cada vez con más fuerza se escucha su grito separatista e independentista”. Al leer con juicio lo reseñado debí recular de mi primer juicio, pues crear el municipio 48 del Tolima, con El Salado como cabecera y anexando áreas al norte del Chipalo y poblados tradicionales como San Bernardo, La Flor y San Juan de la China, puede ser el suceso que frene la desenfrenada pauperización del nororiente de la ciudad musical y permita dar orden al desorden del crecimiento urbano. Veamos unas razones:
AGUSTIN ANGARITA LEZAMA

En el mundo capitalista actual que gobierna el mercado, todo se ha convertido en una mercancía. La mano de obra, el tiempo libre, la salud, la seguridad, la recreación y hasta la misma virginidad hoy se compran y se venden. El vehículo expedito para este mercado es la publicidad. Cualquier producto para poderse vender apela a la publicidad para llegar a manos de los consumidores. Y la publicidad es eficiente y se sofistica cada vez más.
Por Hugo Neira Sánchez.
La voz popular siempre  ha afirmado que en nuestra sociedad hay una diferencia salarial de los egresados de las distintas Universidades del país y, que las mujeres aunque tengan los mismos conocimientos ganan menos y, esto se muestra en una investigación  que hizo la revista “Dinero”. Tenga presente que algunas universidades cuentan con más graduados que otras, lo que influye en el promedio del resultado salarial, por lo que en muchos casos no habría lugar a comparaciones.
En primer lugar señalamos los graduados en 2010 y vinculados en 2011, los mejores remunerados de los recién graduados, (Fuente: Observatorio Laboral para la Educación, Ministerio de Educación Nacional)
AGUSTIN ANGARITA LEZAMA
Una de las costumbres más odiosas que tenemos los colombianos es la de reírnos, a carcajada batiente, de los infortunios de los demás, no importa si sean niños, ancianos, discapacitados o embarazadas. No es sino observar los videos titulados como chistosos en las redes sociales y se constatará la lista de niños que se caen de los columpios, de las mesas o sillas; que se quedan dormidos y se echan la comida encima; que se resbalan en las piscinas; o los adultos que al bajarse de un vehículo sin fijarse, caen a una alcantarilla sin tapa; o la gestante que por el peso de su bebe camina con dificultad y la comparan con animales o cosas por el estilo…
Por: Carlos Orlando Pardo

Muchos de los seguidores del novelista portugués Antonio Lobo Antúnez, se han quedado desde hace varios años esperando la noticia que anuncie su premio Nobel de literatura. Sin embargo, la entrega que se hiciera en 1998 a José Saramago, lo dejan a un lado de las posibilidades, lo mismo que ocurrió con Carlos Fuentes porque no es fácil repetirlo para un país ni para un continente. De todos modos, su prestigio y sus lectores corren cada día para un escritor nacido en Lisboa en 1942 y que se dio a la tarea demencial y sin tregua, de dedicarse con pasión enfermiza a su oficio abandonando su carrera de médico y siquiatra. Algunas circunstancias de su vida lo han revestido de una leyenda, en particular por su participación en la guerra de liberación colonial de Angola, puesto que ya los escritores no están en las fauces de los combates como lo hicieron tantos a lo largo de diversas épocas y de cuya experiencia han resultado libros memorables. Lo conocí de paso en la Feria Internacional del Libro en Bogotá. Tenía noticias suyas y la lectura de algunos textos, pero ignoraba la dimensión de su tarea, e inclusive abandoné su novela “Buenas tardes a las cosas de ahí abajo” porque me pareció radicalmente anárquica. Después de aquella entrevista me di a la tarea de detenerme en sus páginas, pues alguna vez, en Irvine, a una hora de Los Ángeles, le escuché a Álvaro Mutis la recomendación reiterada de conocer mejor la literatura portuguesa. Pasar por Pessoa y su pesimismo que desborda el de Ciorán y el de Onetti, por ejemplo, ya era un camino, a más de la devoción por otro médico novelista del Brasil, Joao Guimarães Rosa que estuvo entre nuestras devociones por los años 70 del siglo pasado, e inclusive la asumida hacia Clarice Lispector, una anárquica, simpática y formidable escritora que conocimos en Cali en un congreso de escritores por la misma época. Lobo Antúnez llegaba cargado de premios y una larga lista de libros suyos, buena parte de los cuales no se han traducido al español. Títulos como Tratado de las pasiones del alma, Manual de inquisidores, En el culo del mundo y La muerte de Carlos Gardel, por ejemplo, ya eran suficientes para abordarlo. La curiosidad y el hambre por saber nos lleva a territorios donde habita el infierno y donde vemos la vida convertida en lenguaje. 24 libros publicados no es poca cosa y menos el haber logrado el premio de Literatura Juan Rulfo en el 2008 y el Camoes en el 2007. No ajeno a la crónica ha publicado tres tomos sobre ellas y va de un lado a otro de manera asombrosa como pasar de una novela “acerca de los pájaros” (2008) sobre un hombre asesinado o que se suicida cuyo cadáver aparece rodeado de los animales, o a otra bajo el interrogante de ¿Qué caballos le hacen sombra al mar? (2012) donde el tema de una herencia se vuelve el núcleo. No le faltó su trilogía autobiográfica que se cierra con “Conocimiento del infierno” sobre la doble crueldad que sufren los enfermos siquiátricos y cuyas incursiones se habían dado en “No entres tan de prisa en esta noche oscura(2000)”  que navega por los recovecos de la mente en un ir y venir de recuerdos tormentosos como a veces es la vida. La directora de Babelia, el suplemento literario de El país, de España, le hizo una serie de entrevistas para un libro revelador sobre el proceso creativo y los factores que determinaron su vocación, su soledad tras la viudez, el drama de las separaciones y la pasión por el oficio de escribir, cuyas respuestas son contundentes y brillantes, dejándonos un feliz aprendizaje. Espero entrevistarlo pronto en Lisboa como una manera de la felicidad.
PROBLEMAS Y DILEMAS DE LA EDUCACIÓN MEDIA
No se enseña lo que interesa a los adolescentes
Por Luis Eduardo Chamorro Rodríguez
En la semana que acaba de pasar, se realizaron en Ibagué tres eventos en los cuales se analizaron datos sobre el estado de la educación en el país, en el Tolima y en Colombia. Datos que suscitan reflexiones sobre el futuro deseable de la educación en el departamento.
El lunes se realizó un pre-foro  sobre “Modernización de la Educación  Media y el tránsito a la Educación Terciaria o Superior”, evento  preparatorio del  foro departamental y nacional  que se realizará más adelante. El martes, el ICFES ilustró a los rectores sobre la interpretación de los resultados de las pruebas SABER. En el fin de semana, docentes directivos de los departamentos de Quindío, Risaralda, Caldas y Tolima, se reunieron durante dos días para reflexionar y debatir sobre la educación como un derecho y no como un servicio.
La Tolimense Marha Esperanza Ramos de Echandía
sigue cosechando triunfos en Europa
Carlos Orlando Pardo
La primera novela del ibaguereño Jorge Iván Parra, Contra el olvido, dividida en tres partes, por la estrategia del narrador teniendo en vilo el crimen del hermano por pugnas con el hijo del jefe de la oficina de abogados donde trabaja, semeja un libro de memorias cuyo hilo parte de las evocaciones de familia para concluir en el crimen del muchacho que el tiempo y la impunidad dejan siempre en permanente olvido. Tiene un tono  que pareciera en ocasión una charla informal de café donde se recorren los hitos que desde los medios marcaron por lo menos a dos generaciones. Bajo la sencillez Borgiana en algunos de sus cuentos, la intención pareciera darse en el alejamiento de lo estrictamente literario quitándole ese ropaje a una historia cuyo ardid de un crimen es la disculpa estructural para ofrecer el reflejo de una Bogotá que parte desde 1966 hasta dos décadas después. No he leído un fresco más nítido sobre la Colombia de entonces que va deslizándose entre el asombro de los primeros atisbos de la tecnología, los inaugurales equipos de sonido, los nacientes televisores, las radionovelas y los comics, pero al fondo de la ficción, el país tipificado en los crímenes paradigmáticos que marcaron a nuestro conglomerado desde el mismo asesinado de Uribe Uribe en el recuerdo del papá, un capitán de la policía retirado y en goce de pensión, lo acontecido con Jorge Eliécer Gaitán y la transformación misma de barrios y edificios, inclusive de los teatros del centro que sucumbieron al avance urbanístico. Ese mundo que el tiempo ha devorado, se ve como una radiografía fresca de una época ingenua en apariencia bajo los recuerdos del narrador que despierta a la vida en el marco estrecho de dos canales de televisión, sus series y programas de entonces saboreados al ritmo familiar e inclusive la existencia de apenas dos equipos de fútbol, dos partidos políticos, para llegar al M-19. No exenta de humor, la novela simula una simple memoria con sus tintes autobiográficos resucitando momentos cruciales de la vida cotidiana
Por: AGUSTÍN ANGARITA LEZAMA
La exclusión es un grave problema de la sociedad capitalista. Es una sociedad que no le da cabida a toda la gente. Para intentar desenredar este nudo, se habla de movilidad social. A la educación se la ha encargado del papel de movilizador en la escala social. La idea es que a mayor preparación educativa más alto se llegaría en la estratificación social. Esta concepción tiene detractores y defensores.
Un defecto evidente es que la cualificación se mide por la credencial que certifica la preparación educativa. Tener un título sería la garantía de una preparación adecuada para la movilidad social. Esto no es cierto en muchas ocasiones. Pero si ha llevado a valorar el credencialismo por encima de la cualificación misma. Eso explicaría el montón de instituciones de educación superior o técnica que con dudosas calidades, acreditan títulos a destajo, y que mucha gente acuda a ellas porque lo único que les interesa es el cartón que los acredita como preparados, así eso no sea real.
 ¿POR QUÉ TANTA REPROBACIÓN ESCOLAR?
Por Luis Eduardo Chamorro Rodríguez

La Secretaría de Educación  Municipal de Ibagué, aun no ha divulgado el boletín estadístico correspondiente al año 2012, que nos permita conocer los datos sobre eficiencia interna correspondientes al ese año. Pero, la profesional en Ciencias Sociales Yenny Varón de la Dirección de Calidad, ha dado a conocer datos sobre aprobación y reprobación de estudiantes, con base en las evaluaciones trimestrales que hacen los docentes, en cada uno de los establecimientos educativos oficiales.

El informe sobre las evaluaciones internas o de aula, que son la determinan si un estudiante aprueba o desaprueba un área o asignatura, trae datos que dicen mucho sobre el desempeño  académico de los estudiantes ibaguereños.

Con datos del tercer período, del calendario académico del año 2012, se  deduce que una cuarta parte de los estudiantes de secundaria (25%), en los grados sexto a noveno, reprobaban el año escolar, hacia el mes de octubre. Que ese porcentaje de reprobados era del 19% en estudiantes de primaria y del 17% en Educación Media (grados décimo y once) en las 59 instituciones educativas que reportaron datos sobre estos fenómenos de eficiencia interna.
Por: Alberto Bejarano Ávila

En Ibagué (el contexto) el recurso financiero resulta vital para apalancar emprendimientos que a su vez generen más recurso financiero y así hacer sostenibles las dinámicas del progreso y el bienestar social. Hasta aquí la obviedad hace tonto cualquier choque de ideas. Ahora, si el capital financiero en operación fuese público (municipio rico), cooperativo o, aun, si fuese patrimonio de una clase media o de una burguesía local ciertamente industriosa, solidaria y comprometida con el progreso, sin duda, las discrepancias políticas serían transables. Tristemente así no es la cosa.

Diferenciar capitalismo salvaje de capitalismo moderado y ético o democracia económica no es fácil ya que todo ignaro o ávido de coima aduce, con descaro o alquiladiza forma de pensar, que el capital externo es motor de desarrollo y este de equidad social, una sofística y fullera tesis que oculta cómo el inversor externo, arguyendo financiar el desarrollo, termina quedándose con la ganancia, enviándola a países ricos o centros de poder y condenándonos a pobreza endémica.
Por: Carlos Orlando Pardo

La falta de estudio y comprensión de lo que significa el poder en todos los ámbitos de la vida personal y colectiva, nos vuelve presa fácil de la manipulación a que somos sometidos de manera diaria. No se trata de examinarlo desde la perspectiva de las opiniones, que todos las tienen, sino desde el concepto propiamente académico, para lo que se requiere de estudio y reflexión. ¿Cómo estamos acostumbrados a pensar y cómo se han desenvuelto las ideas? ,Cómo ha sido la crítica histórica para estos tiempos?  Ir hasta las profundidades de la historia no es un camino fácil, pero sí el sendero adecuado para conocer las entrañas de la vida social y del por qué de sus comportamientos.  Es la tarea de los pensadores y el oficio de los filósofos tan necesarios en una época donde caminamos al abismo sin ser conscientes de estos pasos. Y son las preguntas que se provocan en medio de un mundo banal y light con la lectura de algunos libros que cumplen con su misión intelectual. Los investigadores tienen su centro en las universidades donde se dedican no a tirar piedra, como irresponsablemente pudiera pensarse, sino ideas. Aunque no todos. Buena parte de los profesores y catedráticos universitarios, se dan simplemente a la tarea de repetir autores y obras, sugiriendo desde luego su estudio, pero no cumpliendo con el quehacer de su propia interpretación y mucho menos cumplir con el aporte de escribirlo. Por eso la aparición de la obra de Alexander Martínez Rivillas en el mundo de la universidad, no sólo sorprende por sus atrevimientos conceptuales que van más allá de las teorías propuestas por un pensador como Michael Foucault,  historiador ya legendario del pensamiento, sino porque lo asume como una disculpa para intentar sus propias reflexiones no sólo en torno a la teoría del poder del intelectual francés, sino mucho más allá en temas no estudiados por quien después de un cuarto de siglo de su muerte, sigue siendo objeto de estudio y polémica. ¿Qué nos domina y qué nos obstaculiza? ,Qué existe en nuestra conciencia y en el de la realidad más allá de ella? ¿el poder sólo lo tienen los de arriba? Revisar lo que somos y por qué somos así termina siendo urgente, pues la emancipación personal y social se alcanza si reconstruimos nuestros errores y buscamos la autonomía más allá de tanto factor de dominio. La historia de las ideas nos lleva al itinerario de nuestros errores y aquí tenemos un camino. Recibimos este libro con la emoción de darle la bienvenida a un intelectual que como Alexander Martínez Rivillas se proyecta como uno de los pensadores desde la tierra del Tolima al mundo. Es profesor de la universidad del Tolima adonde llegó por concurso y méritos y nació en el Líbano, el 6 de abril de 1977. No son pocos sus títulos: Filósofo de la Universidad Nacional de Colombia; Ingeniero Geodesta, Universidad Distrital; Ms. en Gestión Pública, Universidad Autónoma de Barcelona; Candidato a PhD. en Geografía, Instituto Geográfico Agustín Codazzi. Ni son pocos sus trabajos. Entre sus ensayos se encuentran El mito de la ley y la verdad; el “procedimiento” matemático de Descartes; Borges y la entonación de una metáfora; Reflexiones sobre las emisoras comunitarias; El desarrollo, una idea inútil; Generalidades sobre la forma y función de la ciudad de la alta Edad Media; Los efectos regionales y locales de la política de cooperación al desarrollo de la Unión Europea: el caso de Sudamérica y Colombia; Objeciones foucaultianas y heideggerianas a la conferencia de Habermas: “Otra manera de salir de la filosofía del sujeto: razón comunicativa vs. Razón centrada en el sujeto”; La tierra como espacio humanizado; Elementos para la interpretación de “Utopía”: una perspectiva desde la filosofía política y las políticas públicas; en fin, no menos de 40 densos ensayos, además de sus libros Un encuentro con la libertad; Entre la diversidad y la desigualdad: diagnóstico territorial del Pacífico colombiano en perspectiva de derechos humanos; y la teoría del poder que acaba de publicar Pijao Editores. No ha sido esquivo a los reconocimientos internacionales: Nota Global Excelente, Universitat Autònoma de Barcelona, Barcelona, 2007, Aplicación Beca de Maestría, DAAD, University of Applied Sciences, Stuttgart, Alemania, 2005, Aplicación Beca de Investigación, OEAD, Vienna University of Technology, Austria, 2003, Tesis Meritoria, Universidad Distrital Francisco José de Caldas, 2001.  Es un intelectual de verdad. Además de un escritor de ficciones clandestino, pues tiene en preparación la novela corta Imprecisiones de un lugar y un poemario que recoge su trabajo desde 1995 hasta la fecha. 
Por Luis Eduardo Chamorro Rodríguez

La evaluación de los docentes ha suscitado más de una controversia e inclusive conflictos entre las organizaciones sindicales y el gobierno. El Ministerio de Educación Nacional fracasó en el intento de implementar un sistema de evaluación para todos los docentes, incluyendo a los escalafonados según el decreto ley 2277 de 1979, que son la mayoría.

Existen dos situaciones  en cuanto a la evaluación del desempeño de los docentes. Los docentes escalafonados del 2277/79, en la realidad no son evaluados periódicamente, inclusive se resisten a ello, aun en el contexto de  la evaluación institucional que anualmente deben realizar las instituciones educativas oficiales.
Por Hugo Neira Sanchez.
La Universidad del Tolima perdió su rumbo al dejar de ser una Universidad al servicio del agro, por ramificarse en una cantidad de facultades, ayudando a miles de tolimenses, pero se desvió de su objetivo inicial, cambio la calidad por la cantidad. Además nombro personajes que no tenían la calidad que se necesitaba y, dejaron que su dirección fuera manejada por “mamertos”, confundiendo la protesta pública con echar piedra y, permitir  a los que no querían estudiar, sino protestar, estar eternamente dentro de la Universidad sacrificando a estudiantes que si querían estudiar. La idea de tener la Universidad del Tolima, una facultad de medicina es muy loable para la región y los estudiantes, pero estas se han propagado en el país como el arroz, muchas de ellas sin la calidad que se necesita, pues existen actualmente Colombia  57 escuelas de medicina, que gradúan cada año a 3.500 nuevos facultativos (se estima que hay cerca de 80.000 de ellos). De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, mientras el número recomendado es de 25 por 10.000 habitantes, el país ya hacía gala, en el 2011, de 26 por 10.000. Mientras en Colombia existe aproximadamente 80.000 médicos, en abogados son más de 200.000. Según la nueva ley de la salud, se les devuelve la autonomía a los médicos pues se había perdido y,  hay necesidad de corregir graves fallas en su formación, su desempeño y su rol dentro de la sociedad.